Treinta
años se cumplen hoy desde que aprobara las oposiciones al que entonces se
llamaba Cuerpo de profesores agregados de Bachillerato. Treinta años como profesor
de instituto, en suma.
Todo
ha cambiado desde entonces. En aquella época yo era rubio y ahora ya no.
Ya
empezaban a dar la tabarra con las nuevas tecnologías, que hacían furor, en
especial, ¡el video!.
En
los claustros existía la posibilidad de intervenir, de hablar.
Perico
Delgado tenía pendiente a todo el país con sus éxitos, que le llevaron a ganar
un Tour tras quince años desde que el último español, Luis Ocaña, lo
consiguiera.
Que
hayan transcurrido treinta años sin que ninguna autoridad haya detectado mi
inutilidad nos muestra que, pese a lo que se suele decir, España es un país que
da muchas oportunidades. Si no, que se lo pregunten a los borbones.
Muchas
gracias a todos los que, en estos años, han hecho posible mi labor, a los que
me aprecian y me quieren.
Los
que no me aprecian ni me quieren, que se jodan y se vayan a tomar por culo.