Hace
no muchos días, cuando me disponía a salir de mi centro de trabajo dado que mis
alumnos habían acudido a una excursión y mientras descendía por las escaleras
pensando que el día había sido tranquilo oí en el piso de abajo un ruido que
poco a poco identifiqué como propio de una pelea, pues como tono de
conversación, aun entre españoles, me pareció un tanto intempestivo.
Un
niño de unos 13 años pegaba y a su vez era pegado por unas niñas de la misma
edad. Una profesora de guardia apareció y yo
intenté junto con esta profesora arreglar la situación.
Mientras
apartábamos al niño, muy alterado, y lo mandábamos a un aula contigua que en
ese momento estaba vacía, una señora del ayuntamiento se disponía a impartir en
la clase de ese mozo una charla acerca de la violencia. Mientras la ponente
censuraba los inconvenientes de la violencia en todo tipo de circunstancias, el
alumno en cuestión nos regalaba con gritos y daba cabezazos y patadas, debiendo
hacer notar que tanto los cabezazos como las patadas los daba contra sí mismo,
y ya metido en faena, derribó una mesa. Le hice notar que se podría hacer daño,
respondiéndome que daba igual, dado que la vida es una mierda.
Entre
mi compañera y yo le instamos a ir a jefatura pero él se negaba. En determinado
momento se atrincheró en el baño de chicos y dado que mi compañera no podía
entrar ahí lo hice yo. Prosiguió el siguiente diálogo:
_
¡Ve a jefatura!
-No
me da la gana!
¡ Da
igual, tienes que ir!
-No
-Sí
-
Qué, ¿me vas a obligar?
-
Sí.
- Y,
¿cómo?
La
última pregunta me hizo ver que el chico era listo y que había captado la
esencia del sistema educativo español, pues evidentemente, si él no quería, no
había manera de obligarlo.
Al
final bajó y tras estar con un jefe de estudios lo subimos otra vez al aula
vacía intentando calmarlo. De vez en cuando irrumpía en el aula donde se
desarrollaba la charla y mientras la ponente decía "la violencia nunca es
la solución para nada" él gritaba " ¡que os den por saco, escoria
humana!".
Algo
falla.