Me
dan miedo las opiniones rotundas, no por falta de compromiso sino por sobra de
dudas.
No
soy tibio pero sí escéptico. Tengo tanta tendencia a ponerme en lugar de los
demás que al final, de tanto intentar comprender las razones de los otros,
acabo por no estar seguro de las mías propias.
Me
atraen más las personalidades angustiadas y poco seguras que las cinceladas con
rasgos diáfanos y bien trazados. Me inclino más a Erasmo que a Lutero, más a
Cicerón que a Augusto.
Erasmo de Rotterdam |
Montaigne
es el maestro con quien más me identifico.
La
contundencia que observo en algunas
opiniones vertidas en las redes me resulta ajena. A veces me siento fuera de
lugar.
No
soy hombre de iglesia, ni de la oficial ni de las otras.
Más
aprecio la esgrima que la lucha libre. El insulto, reprobable pero comprensible
en una situación vital concreta, me parece que está de más en la red. Cuando se
tiene tiempo para pensar, insultar es tanto como reconocer incapacidad para
razonar.
Michel de Montaigne. |
Me
parece que la crítica es efectiva cuando muestra injusticia, no cuando lo que
muestra es desahogo personal de quien escribe.
Por
último, incluso lo que acabo de afirmar sobre el poco aprecio a las verdades
rotundas me parece demasiado rotundo.
La duda
es mi medio natural.
No
sé.
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