Parece
ser que el viejo canciller alemán Konrad Adenauer solía decir que en política
existen en orden ascendente de peligrosidad adversarios, enemigos y compañeros
de partido, siendo estos últimos los más peligrosos y de quienes más había que
cuidarse.
Un
ex ministro español todavía vivo, Rodolfo Martín Villa, solía gritar:
"¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!".
Algo
de cierto expresan estas prevenciones. Adolfo Suárez, en sus años finales,
sufrió la acometida de los socialistas(comprensible al ser la oposición
natural) pero quienes realmente acabaron con él fueron gentes de su mismo
partido orientadas más a la derecha de lo que lo estaba su presidente.
Algo
de esto le ha ocurrido a la señora que hasta hoy ha presidido la Comunidad de
Madrid. Ella sola ha sido la protagonista de los hechos que le han llevado a
dimitir pero el "fuego amigo" de gentes de su mismo partido ha
ayudado sin duda.
Desde
su retiro en su casa de Madrid, una señora en otro momento implacable y hoy
entrañable abuelita tiene que estar partiéndose de risa.
Como
decía el conde de Romanones: " ¡Joder, qué tropa!".