Aparecen
por los institutos para cubrir la ausencia de algún compañero que o por
enfermedad o por algún otro asunto no puede acudir a clase. Son los interinos.
A veces vienen por poco tiempo. En ocasiones, cuando se trata de ocupar una
plaza vacante que no está dotada o bien una plaza de jubilado no cubierta
permanecen un curso entero. Sin ellos el trabajo de los institutos no podría
salir adelante. El agradecimiento no suele formar parte de su reconocimiento.
Un buen día nos enteramos de que ya no vendrán más.
En
años anteriores solían ser despedidos justo antes de las vacaciones para así no
tener que pagarles las mismas.
Muchas
veces vienen con ganas, con ilusión, con energía. Esas mismas ganas, ilusión y
energía que tuve yo alguna vez y que ya no tengo.
Ahora
una joven interina ha sido noticia desgraciada como víctima de un brutal
asesinato. La joven había acudido a Nerva desde Zamora para cumplir una
sustitución. La sinrazón y brutalidad de una bestia humana ha acabado con la
vida de alguien que se iniciaba en lo que, pese a todo, sigue siendo la profesión
más bonita del mundo.
Por
lo poco que sabemos, se puede decir que se trataba de una joven llena de ideas,
imaginativa.
La
enseñanza ha perdido sin duda a una gran profesora. Su familia, su novio, qué
decir.
¿Hasta
cuándo vamos a asistir a hechos de este tipo? Supongo que esta desgracia será
ocasión para que algunos programas incrementen su audiencia o alguien busque
culpas donde sea o como sea.
De
no haberse cruzado un criminal en su camino habría acabado su sustitución y
puede que nadie se lo hubiera agradecido.
Nunca
fui interino. Tiene que ser muy difícil hacerse con grupos a mitad de curso,
gentes que saben que vas a estar de paso y que puede que por ello no te tomen
muy en serio.
¡Descanse
en paz nuestra compañera!.