martes, 21 de febrero de 2023

AMANCIO NO ORTEGA.

 

Recuerdo no hace muchos años haber preguntado a mis alumnos, mayoritariamente madridistas, si sabían quién fue Amancio. La mayoría no lo sabía y a unos pocos el único Amancio que les resultaba familiar era Amancio Ortega. Yo saqué la cuestión de Amancio con el fin de relativizar la fama efímera de algunos nombres en su día gloriosos.

La ignorancia de mis alumnos ante una de las leyendas indiscutibles del club de sus amores no sólo era muestra de lo poco durable de la fama deportiva sino también del poco peso que lo histórico tiene en nuestra cultura. Si Amancio le resultaba a mis chavales algo remoto y desconocido se puede imaginar con qué interés estudiarían en historia a Cánovas, Azaña o Gil Robles.

No en todas las latitudes es tan efímero el éxito y la fama. En Milán los jóvenes aficionados siguen saludando con cariño a Luis Suárez ( el español Balón de Oro, no el otro).

La primera vez que oí hablar de Amancio fue nada más llegar a Madrid, en el año 1967. Mi abuela disponía de televisor, artefacto todavía no al alcance de muchos hogares. Se transmitía un partido que supongo sería de Copa de Europa y el nombre de Amancio era citado constantemente por el comentarista.

Con posterioridad ya pude ser consciente de su verdadero valor e importancia.

Campeón de la Eurocopa en 1964 ( hasta 2008 el máximo triunfo del fútbol español de selecciones), campeón de Europa con el Real Madrid en 1966 con un equipo conocido como el Madrid " ye ye", renovado y con la figura de Gento como enlace con el pasado, Amancio fue durante más de una década una figura constante en el paisaje futbolístico de los domingos y los miércoles.

Contaba el propio Amancio cómo, tras llegar al Madrid, en el primer entrenamiento se encontró con que su camiseta no disponía del escudo. El viejo Alfredo Di Stéfano se encargó de recordarle que no tenía escudo porque todavía no había realizado ningún acto reseñable para ganárselo.

En una ocasión fue multado por el presidente, Bernabéu. El motivo no fue otro que el de haber acertado un pleno de la quiniela, algo en principio no sancionable salvo por el hecho de que en aquella jornada el Madrid perdió y la seriedad casi calvinista del presidente Bernabéu no podía admitir que uno de sus jugadores pusiera en duda  la creencia en la victoria de su equipo.

En 1974, año de muy mala temporada liguera para el Madrid, en una eliminatoria de copa, la bestialidad de un defensa del Granada a punto estuvo de acabar con la carrera de Amancio. Se mantuvo un par de años más pero ya no volvió a jugar con la selección.

Amancio, el "brujo", como era conocido, prolongó su relación con el fútbol como entrenador de éxito en el filial, el Castilla, y con menos éxito en el primer equipo.

En ocasiones tuvo que sufrir la pitada de la afición ( quién no la ha sufrido en Chamartín).

No sé cuál sería su cotización hoy día pero supongo que no sería pequeña.

Bueno es recordar lo pasado y de ese modo escapar al lamentable "presentismo" en nuestro modo de acercarnos al mundo.