No es lo mismo tener las ideas claras
que tener buenas ideas.
Cuando lo único que se nos ocurre
elogiar de alguien es que tiene las ideas claras hay muchas probabilidades de
que estemos no ante alguien con un buen pensamiento sino ante un pensador de
barra de bar o, lo que es peor, ante un tertuliano.
Hay gente que se entusiasma ante
cualquier simpleza con tal de que se diga de manera contundente o, como dicen
algunos, "sin complejos".
De quien sólo podemos decir que tiene
las ideas claras podemos sospechar que en su mente habita una sola idea y en su
persona muy mala idea.
La historia de las desgracias de la
Humanidad está llena de personas que, en su momento, tuvieron las ideas muy
claras.
La verdadera claridad de las ideas ha
de ser consecuencia de la claridad de pensamiento y no actitud previa al mismo.
Lo primero rinde tributo a la razón y lo segundo a la jactancia.
Yo quiero gente que no tenga las
ideas claras si por claridad se entiende la chulería, gente perpleja y con
dudas.
Las personas que no dudan me dan
miedo.
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