sábado, 24 de septiembre de 2016

RAJOY Y LA NAVE DEL ESTADO.

Desde los clásicos como Platón ha sido frecuente la comparación del estado con una nave y del gobernante con un timonel.
También han menudeado imágenes en las que se ve al gobernante como un guía, conductor o caudillo.
Común a todas estas imágenes es la idea de alguien que está al mando para llevar una nave o vehículo de un sitio a otro.
Algunos sólo pueden llevar a su pueblo a las puertas de la Tierra Prometida, como Moisés, que no pudo más que entreverla y dejar a Josué la culminación de la obra (muchos siglos después se repitió el caso con Roosevelt, que no pudo más que atisbar la victoria de sus armas, que sólo pudo culminar su sucesor Truman).
También de Suárez se dijo que "pilotó" la transición, palabra esta última que no deja de ser una metáfora gastada, pues alude a un camino que se recorre desde un punto de partida definido hasta un punto de llegada deseado.
Ya hablemos de pilotos, de caudillos o de guías, estamos refiriéndonos a personas que dirigen, mandan.
Rajoy no encaja en ninguna de estas imágenes. Difícil es ver en él a un guía o caudillo. Ni la más poderosa imaginación podría evocar su estampa en forma de estatua ecuestre. Nadie puede ver en él al hombre que está al timón.
Con todo ha demostrado ser un hombre al que resulta muy difícil apartar del lugar que ocupa. Personas que puede que se consideren más cultivadas (Gallardón), más astutas(Esperanza Aguirre) o más experimentadas(Aznar) apenas cuentan para el  actual momento político.
Rajoy, como el "Yo Claudio" de Robert Graves, es un superviviente en un nido de serpientes en el que los más hábiles sucumben y los que se mantienen lo hacen a base de disimular sus ambiciones y posibilidades.

Nadie como él ha sido tan capaz de justipreciar las ventajas del corcho frente a las de la más equipada embarcación.
Rajoy no pilota ninguna nave. No gobierna.

Rajoy flota.

sábado, 10 de septiembre de 2016

DISCRIMINACIÓN POR PARTE DE LAS AUTORIDADES SANITARIAS.

Leo una información según la cual las autoridades sanitarias de York han decidido discriminar negativamente a los pacientes que sean obesos o que sean fumadores.
De estas dos características participo de la segunda pero no de la primera. Ciertamente no soy obeso aunque sí adicto a la nicotina.
Con todo, creo que los dos casos tienen su defensa. Mi ya conocida teoría de los gordos y flacos sostiene que los gordos viven más, por cuanto ocupan más centímetros cúbicos con su cuerpo que los flacos y por tanto, llenan más vida con su cuerpo que estos últimos, si no a lo largo sí a lo ancho. Dado que el espacio es tan digno de consideración como el tiempo, se puede afirmar que lejos de ser un daño para la vida, los gordos la llenan más y de un forma más plena, pues la poseen de forma instantánea más que sucesiva. Por ello  gran injusticia me parece su discriminación por parte de las autoridades sanitarias de York.
En cuanto a los fumadores, tampoco deben ser recriminados dado que con su hábito van a vivir menos y por tanto no van a cargar al estado con el peso del exceso de población de las clases pasivas.
Si, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, es un problema económico grave la prolongación de la esperanza de vida y el aumento de la carga económica que conlleva, los que fumamos contribuimos a aligerar tal carga y somos por ello merecedores de elogio más que de reproche.

Por todo lo anterior, considero que las autoridades sanitarias de York no han sido sagaces y han incurrido en una evidente falta de visión a largo plazo.

domingo, 4 de septiembre de 2016

PROPUESTA PARA DESBLOQUEAR LA SITUACIÓN POLÍTICA.

Ante la actual situación de bloqueo político y vista la falta de un horizonte claro de solución, con la amenazante perspectiva de unas elecciones en el día de Navidad o en días próximos a tan entrañables fechas se me ocurre que se podría ver en tal eventualidad una posibilidad de solución.
Se podría aprovechar el hecho de que en tales fechas se realiza el tradicional sorteo de lotería para recordar que ya, desde los griegos, no era sólo la votación el sistema para otorgar cargos. También existía la asignación de cargos por sorteo.
Mi propuesta consiste en reunir en un solo acto el sorteo de lotería con la elección legislativa mediante sorteo.
Habría un bombo donde se pondrían las bolas de los distintos partidos y coaliciones electorales y otro bombo donde se depositarían las bolas indicando el número de escaños correspondiente.
Los niños de San Ildefonso, con sus vocecitas infantiles irían extrayendo las bolas de partidos y sus correspondientes premios.
Por ejemplo: partido A 176 escaños. Partido B 80, y así hasta completar los 350.
El sorteo sería breve y no entorpecería el desarrollo del esperado sorteo de lotería.
En la mesa de comprobación podría estar Ángel María Villar, eterno presidente de la federación de fútbol, para dar una sensación de estabilidad, el cual volvería a leer de forma solemne el resultado: partido A 176 escaños.
El rey descansaría por fin de sus fatigas y podría encargar al líder del partido A el intento de lograr la investidura.

La base de todo sorteo es la suerte y, por tanto, el ganador sería con toda seguridad Rajoy.