sábado, 10 de septiembre de 2016

DISCRIMINACIÓN POR PARTE DE LAS AUTORIDADES SANITARIAS.

Leo una información según la cual las autoridades sanitarias de York han decidido discriminar negativamente a los pacientes que sean obesos o que sean fumadores.
De estas dos características participo de la segunda pero no de la primera. Ciertamente no soy obeso aunque sí adicto a la nicotina.
Con todo, creo que los dos casos tienen su defensa. Mi ya conocida teoría de los gordos y flacos sostiene que los gordos viven más, por cuanto ocupan más centímetros cúbicos con su cuerpo que los flacos y por tanto, llenan más vida con su cuerpo que estos últimos, si no a lo largo sí a lo ancho. Dado que el espacio es tan digno de consideración como el tiempo, se puede afirmar que lejos de ser un daño para la vida, los gordos la llenan más y de un forma más plena, pues la poseen de forma instantánea más que sucesiva. Por ello  gran injusticia me parece su discriminación por parte de las autoridades sanitarias de York.
En cuanto a los fumadores, tampoco deben ser recriminados dado que con su hábito van a vivir menos y por tanto no van a cargar al estado con el peso del exceso de población de las clases pasivas.
Si, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, es un problema económico grave la prolongación de la esperanza de vida y el aumento de la carga económica que conlleva, los que fumamos contribuimos a aligerar tal carga y somos por ello merecedores de elogio más que de reproche.

Por todo lo anterior, considero que las autoridades sanitarias de York no han sido sagaces y han incurrido en una evidente falta de visión a largo plazo.

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