Parece
ser que Portugal ha triunfado en el festival de Eurovisión con su intimista
canción y que España ha quedado en último lugar porque no había más para atrás.
Personalmente
no tengo gran interés por tal certamen y puede que la última vez que lo
siguiera fuera allá por el 74, cuando ABBA se impuso con Waterloo y el
representante español Peret asustó a la audiencia europea con sus patillas de
asaltador de caminos de la época del Tempranillo.
Con
todo un importante detalle: la península Ibérica ha protagonizado el festival
por arriba y por abajo. No se puede pedir más. Portugal se ha impuesto a España
con una contundencia desconocida desde la batalla de Aljubarrota y ya no queda
más que pedir que seamos anexionados a nuestros vecinos, de tal manera que toda
la península pase a ser República Portuguesa.
Tendríamos
más unidad de cara a Europa, los Borbones se quedarían por fin sin trabajo,
Reino Unido sería menos reticente a ceder la soberanía de Gibraltar a una
república amiga, los independentistas catalanes tendrían que cambiar su
discurso y empezar a decir "Portugal nos roba", cosa que nadie se
creería y se lograría por fin el sueño de la unidad ibérica sobre bases más
amables que las de Felipe II.
Por
último pero no por ello menos importante: España dejaría de hacer el ridículo
año tras año en el festival de Eurovisión.
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