¡Qué
obsesión tienen algunos y alguna con el temor a que en las escuelas e
institutos los profesores se dediquen a adoctrinar a sus hijos!.
Tales
miedos carecen de fundamento. Bastante tienen los profesores con intentar
impartir sus materias sin que haya muchos accidentes.
Desconocen
quienes no han ido más allá de lo que se podía aprender en un monasterio
medieval un hecho que por sí solo sería bastante para disipar sus recelos: los
profesores no podríamos adoctrinar aunque nos lo propusiéramos por la sencilla
razón de que los alumnos no nos hacen ni puto caso.
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