En
el mes de diciembre del 2018 comenté cómo mi mesa de trabajo tenía los mismos
años que la Constitución. Fue un regalo de mi abuela materna con motivo de mis
18 años. El gobierno de Adolfo Suárez declaró la mayoría de edad a los 18 en
vez de los 21 hasta entonces vigentes, de tal manera que fui de los primeros en
gozar de la mayoría de edad a esa edad.
Recuerdo
que comenté en 2018 que al igual que mi mesa, la Constitución había ido
envejeciendo y por tanto necesitaba algunos retoques.
No
puedo ir mucho más allá en lo que se refiere a las vidas paralelas de la Constitución y de mi mesa. Ni soy Plutarco ni
soy Alan Bullock pero debo con todo señalar algo de lo sucedido con mi mesa por
si pudiera interesar a algún experto constitucional.
El
hecho es que hará unos 15 días mi mesa, que aunque desvencijada, había
resistido más o menos los embates del tiempo de repente....PATAPAM, cayó
totalmente derruida y quedó tan arrasada como Cartago a manos de Escipión.
Tendría que haberla cambiado hace un tiempo pero no lo hice y al final me quedé
sin mesa. Ahora tengo una nueva, más pequeña y coqueta con la que estoy satisfecho.
En
fin, que es mejor cambiar las cosas a su debido tiempo que esperar a que se nos
caigan encima.
Con
todo, temo que no haya políticos capaces de poner las luces largas. Ellos
sabrán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario