domingo, 28 de septiembre de 2014

COMIENZO DE CURSO.

Las autoridades educativas y, por supuesto, las políticas, se ufanan en mostrar que el curso escolar comienza a mitad de septiembre. ¡Miserable mentira! Estamos ya  casi a final de mes y siguen sin mandarnos a todos los profesores.
Los centros se mantienen con la buena voluntad de los que no somos interinos mientras estos últimos, dependientes de un contrato, no son enviados a los centros en algunos casos hasta octubre, ahorrándose de este modo un sueldo y tratándolos como temporeros a los que dan un jornal por recoger la aceituna.
Hay crisis, hay que ahorrar, y qué mejor que ahorrar en profesores. Dice el vergonzoso ministro de Educación ( vergonzoso no por tímido sino por poca vergüenza ) que sobran en España veinte mil profesores. Puede que alguno sobre, quizá yo ( uno nunca es buen juez de sí mismo ) pero lo que sí está claro es que sobra él y otros veinte mil políticos de su estilo.
No, el curso no ha comenzado, pero quedaría muy feo de cara a los padres ( votantes al fin y al cabo ) empezar en octubre.
Los centros concertados, sostenidos con fondos públicos, no tienen este problema. Los padres verán lo más aparente ( que el privado concertado ha comenzado con regularidad ) pero no verán que se nos trata no como lo que debiéramos ser, el ejemplo de la escuela, sino como una escoba o un almacén de jóvenes ( ahora a eso lo llaman libertad de enseñanza ).
Algo de culpa tenemos por no ser un verdadero cuerpo, por ser incapaces de plantarnos y por tener unos sindicatos que no son más que una burocracia de profesores que han huido de la tiza y que intentarán molestar lo menos posible, no sea que tengan que volver a la tiza.
No hemos sabido luchar.



jueves, 11 de septiembre de 2014

ARTUR MAS Y CHAPLIN.

Todo el mundo tiene en su cabeza la escena en la que Chaplin hace a su personaje en Tiempos Modernos encabezar por error una manifestación obrera cuando recoge del suelo un trapo caído y es alcanzado por unos manifestantes ante los que aparentemente aparece como su líder.



Artur Mas, a semejanza del personaje de Chaplin, se ha colocado también a la cabeza de una manifestación que no es la suya, pero a diferencia de aquél, lo ha hecho voluntariamente. Los suyos, jugadores tradicionales de la ambigüedad, no lo acaban de reconocer. Los otros, que sí saben a lo que juegan, están encantados de que se coloque al frente, pues si la cosa se pone fea, será el primero en recibir los palos, y si la manifestación tiene éxito, lo echarán de su lado como  a un limón exprimido.
De un hombre así se podrán decir muchas cosas, pero no que sea un líder. Es un pelele vocacional. Sólo puede perder tanto si gana como si pierde: si gana, el éxito lo cosecharán los genuinos defensores de la causa. Si pierde, será el ejemplo del fracaso.
El personaje de Chaplin suscita ternura. El de nuestro hombre, desprecio.



lunes, 8 de septiembre de 2014

UNA PROPUESTA POLÍTICA PARA MADRID.






El año que viene toca celebrar elecciones municipales y en las grandes ciudades cunde ya el nerviosismo entre los posibles candidatos.
De 1989 a 2014 son ya 25 los años que hace desde que Madrid es regida por la gente seria, sensata y de orden. Que el resultado de tanta excelencia haya sido que Madrid sea uno de los municipios más endeudados no se debe sin duda a ninguna mala actuación sino a una clara conspiración de los elementos.
Ana Botella ha dejado un recuerdo. No será olvidada, no cabe duda. Hay que renovar con todo las caras y ofrecer una nueva imagen.



Yo propongo como candidata a la alcaldía de Madrid a la Duquesa de Alba.
Son distintos, diversos, los motivos que me llevan a pensar que en la Duquesa Cayetana tendríamos a una excelente alcaldesa:
ü     Pertenece a una de las familias aristocráticas más rancias ( a tenor de esto último no había quien se comiera las pastas que en su residencia del Palacio de Liria ofrecía a sus invitados, según atestigua Manuel Vicent ).
ü     Siempre ha sido aficionada a los saraos y festejos, lo cual la hace sintonizar con el carácter festivo de los madrileños.
ü     Ha hecho siempre lo que le da la gana, máxima aspiración de los vecinos de esta coronada villa.
ü     Conoce en profundidad la complejidad del transporte público de Madrid ( su casa está al ladito de la boca de metro de Ventura Rodríguez ).
ü     No tiene sentido del ridículo, con lo que se entendería perfectamente con otra aristócrata de tronío, Esperanza Aguirre.



Cierto es que la tenemos ya un poco delicadilla, pero ello no supondría ningún inconveniente, pues se podría, en caso de necesidad, recurrir a un buen teniente de alcalde que la ayudara en su pesada carga ( Manolo Santana, madrileño de pro, podría ocupar con toda dignidad dicho cargo).

¡ Cayetana, lánzate, da un paso al frente! 

sábado, 6 de septiembre de 2014

SOBRE SINCERIDAD Y COHERENCIA.

Mucha gente se ve tentada a alabar el comportamiento de ciertos personajes públicos señalando como mérito de los mismos que siempre dicen lo que piensan.
No se puede negar un valor cierto a quienes así se manifiestan: el de la sinceridad. Pero la sinceridad, al igual que la coherencia, es un valor secundario, instrumental. Se puede ser sincero y decir cosas absurdas e incluso reprobables. Se puede ser coherente con comportamientos nefastos ( ¿Alguien más coherente que un terrorista que cumple sus amenazas? ).
No hay, por tanto, que rechazar sin más a quien dice lo que piensa pero sí que hay que pedir que se piense lo que se dice. El rigor del pensamiento ha de merecer siempre una alabanza mayor que el simple aplauso que merece quien no oculta su manera de pensar.
Mi lucha de Hitler es uno de los libros más sinceros que se han escrito y la actuación posterior de su autor una de las más coherentes, pero ello no va a llevar a ninguna persona con un mínimo de juicio a alabar al creador de tal libro por ello.
Decir lo que se piensa es necesario pero lo es aún más pensar lo que se dice.
La extraña fascinación que en estos tiempos se tiene hacia quien dice lo primero que pasa por su cabeza es un síntoma de la época: el gesto nos parece superior al pensamiento. Quien tenga más habilidad para decir lo que le interesa, quien lo presente bajo un envoltorio de sinceridad y espontaneidad se verá realzado frente a quien se atenga más bien al contenido de lo que quiere decir.
Muchos personajes públicos tienen cierto aprecio porque se dice de ellos que van de frente. Más parece juicio de admiración hacia la bravura de un animal que de estimación de un correcto pensamiento.
No se trata de ir de frente, se trata de pensar con rectitud.

Salvo que confundamos, como entre nosotros es por desgracia frecuente, el pensar con el embestir.