El año que viene toca celebrar elecciones
municipales y en las grandes ciudades cunde ya el nerviosismo entre los
posibles candidatos.
De 1989 a 2014 son ya 25 los años que hace desde que
Madrid es regida por la gente seria, sensata y de orden. Que el resultado de
tanta excelencia haya sido que Madrid sea uno de los municipios más endeudados
no se debe sin duda a ninguna mala actuación sino a una clara conspiración de
los elementos.
Ana Botella ha dejado un recuerdo. No será olvidada,
no cabe duda. Hay que renovar con todo las caras y ofrecer una nueva imagen.
Yo propongo como candidata a la alcaldía de Madrid a
la Duquesa de Alba.
Son distintos, diversos, los motivos que me llevan a
pensar que en la Duquesa Cayetana tendríamos a una excelente alcaldesa:
ü Pertenece a una de las
familias aristocráticas más rancias ( a tenor de esto último no había quien se
comiera las pastas que en su residencia del Palacio de Liria ofrecía a sus
invitados, según atestigua Manuel Vicent ).
ü Siempre ha sido aficionada a
los saraos y festejos, lo cual la hace sintonizar con el carácter festivo de
los madrileños.
ü Ha hecho siempre lo que le
da la gana, máxima aspiración de los vecinos de esta coronada villa.
ü Conoce en profundidad la
complejidad del transporte público de Madrid ( su casa está al ladito de la
boca de metro de Ventura Rodríguez ).
ü No tiene sentido del
ridículo, con lo que se entendería perfectamente con otra aristócrata de
tronío, Esperanza Aguirre.
Cierto es que la tenemos ya un poco delicadilla, pero ello
no supondría ningún inconveniente, pues se podría, en caso de necesidad,
recurrir a un buen teniente de alcalde que la ayudara en su pesada carga (
Manolo Santana, madrileño de pro, podría ocupar con toda dignidad dicho cargo).
¡ Cayetana, lánzate, da un paso al frente!
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