sábado, 20 de febrero de 2016

Yo soy ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL.


El segundo adjetivo refuerza al primero. El tercero al segundo.
El primero hay que creerlo pues quien lo dice lo hace cantando a pleno pulmón.
La música que soporta a la letra es rusa. La bandera que exhibe quien canta ha sido, con toda probabilidad, comprada en un chino.
Si cambiamos la letra y en vez de español decimos "yo soy CATALÁN, CATALÁN, CATALÁN", veremos que las sílabas encajan con la misma eficacia en la canción rusa y, en este caso, quien canta puede que haya sustituido la bandera española por una estelada independentista catalana, aunque también comprada en los chinos. No hay que cambiar muchas cosas puesto que el color es el mismo.
También se podría hacer la prueba con igual eficacia en el caso de Andalucía. Se podría cantar "yo soy ANDALUZ, ANDALUZ,ANDALUZ" sin dejar de emplear el recurso a la música rusa y a las telas chinas.
Para Murcia no resulta tan eficaz el procedimiento, dado que, en este caso, habría que alterar de una forma un tanto violenta el adjetivo para que encajara con la música, resultando de todo ello un no muy elegante " yo soy MURCIANÓ, MURCIANÓ, MURCIANÓ" aunque puede que alguno se animara. El mismo panorama se nos muestra en el caso de Galicia. "Yo soy GALLEGÓ, GALLEGÓ GALLEGÓ" no acaba de sonar del todo bien.
Sin duda quienes peor lo tienen son los extremeños, asturianos, castellanos, aragoneses y madrileños, pues los habitantes de estas comunidades no encuentran un fácil acomodo para su letra en la canción rusa.
Si vamos al original ruso, la cosa es peor. Nos encontramos con la siguiente letra:
Kalinka, kalinka, kalinka maya!
V  sadu yagada malinka, malinka maya!
Lo suele cantar un gordo que desde el suelo y en cuclillas va dando saltos espasmódicos y cuando la canción parece cambiar un poco, volvemos al principio.

Lo que habría que preguntarse es por qué si uno se siente tan seguro de lo que es, lo repite tantas veces.

domingo, 14 de febrero de 2016

NO ME CONSTA, NO ME CONSTA, NO ME CONSTA.


He aquí la monótona respuesta esgrimida cada vez que alguien es acusado de algún escándalo, ya sea por acción o por omisión.
Quien con total e inmutable dureza facial responde de ese modo a las acusaciones pretende hacer un juego de prestidigitación consistente en dar como explicación a un hecho real o posible un estado de conciencia: que le conste o no algo.
El problema permanece porque de la no constancia no se deriva la inexistencia de algo. Tampoco, ciertamente, su existencia.
De continuar con tal forma de argumentar, algún día va a haber un terremoto y al afectado se le va a caer la casa encima mientras que con absoluta pachorra va a decir: el caso es que no me consta que haya habido un terremoto.

Cuando alguien tiene responsabilidades no puede decir "NO ME CONSTA". Tiene que decir "ME CONSTA QUE NO", y defender con contundencia tal punto o "ME CONSTA QUE SÍ" y por tanto desaparecer de la escena, aunque NO ME CONSTA que tal comportamiento se vaya a producir.

domingo, 7 de febrero de 2016

DE ESTILOS Y PAÍSES.

Por fin se instauró en España la República, aunque no de la manera que muchos esperaban. Se pensaba que la que vendría sería la tercera República y en su lugar nos hemos encontrado con la primera República italiana.
Lo malo es (y en esto lleva razón el abuelo cebolleta) que aquí no hay italianos para desempeñarse en este marco. Nada parecido a Aldo Moro o Berlinguer.
La diferencia de ambiente y estilo es la misma que la que va de Fellini a Berlanga.

Ya lo dijo Azaña en plena guerra: el país no da para más.