El segundo adjetivo refuerza al
primero. El tercero al segundo.
El primero hay que creerlo pues quien
lo dice lo hace cantando a pleno pulmón.
La música que soporta a la letra es
rusa. La bandera que exhibe quien canta ha sido, con toda probabilidad, comprada
en un chino.
Si cambiamos la letra y en vez de
español decimos "yo soy CATALÁN, CATALÁN, CATALÁN", veremos que las
sílabas encajan con la misma eficacia en la canción rusa y, en este caso, quien
canta puede que haya sustituido la bandera española por una estelada
independentista catalana, aunque también comprada en los chinos. No hay que
cambiar muchas cosas puesto que el color es el mismo.
También se podría hacer la prueba con
igual eficacia en el caso de Andalucía. Se podría cantar "yo soy ANDALUZ,
ANDALUZ,ANDALUZ" sin dejar de emplear el recurso a la música rusa y a las
telas chinas.
Para Murcia no resulta tan eficaz el
procedimiento, dado que, en este caso, habría que alterar de una forma un tanto
violenta el adjetivo para que encajara con la música, resultando de todo ello
un no muy elegante " yo soy MURCIANÓ, MURCIANÓ, MURCIANÓ" aunque
puede que alguno se animara. El mismo panorama se nos muestra en el caso de
Galicia. "Yo soy GALLEGÓ, GALLEGÓ GALLEGÓ" no acaba de sonar del todo
bien.
Sin duda quienes peor lo tienen son
los extremeños, asturianos, castellanos, aragoneses y madrileños, pues los
habitantes de estas comunidades no encuentran un fácil acomodo para su letra en
la canción rusa.
Si vamos al original ruso, la cosa es
peor. Nos encontramos con la siguiente letra:
Kalinka, kalinka, kalinka maya!
V sadu yagada malinka, malinka maya!
V sadu yagada malinka, malinka maya!
Lo suele cantar un gordo que desde el suelo y en cuclillas va
dando saltos espasmódicos y cuando la canción parece cambiar un poco, volvemos
al principio.
Lo que habría que preguntarse es por qué si uno se siente tan
seguro de lo que es, lo repite tantas veces.
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