martes, 10 de octubre de 2017

¿UNA VEZ MÁS UN PARÉNTESIS?

"A pesar de todo lo que se hace para destruirla, España subsiste. En mi propósito, y para fines mucho más importantes, España no está dividida en dos zonas delimitadas por la línea de fuego; donde haya un español o un puñado de españoles que se angustian pensando en la salvación del país, ahí hay un ánimo y una voluntad que entran en cuenta. Hablo para todos, incluso para los que no quieren oír lo que se les dice, incluso para los que, por distintos motivos contrapuestos, acá o allá, lo aborrecen. Es un deber estricto hacerlo así, un deber que no me es privativo, ciertamente, pero que domina y subyuga todos mis pensamientos. Añado que no me cuesta ningún esfuerzo cumplirlo; todo lo contrario. Al cabo de dos años, en que todos mis pensamientos políticos, como los vuestros; en que todos mis sentimientos de republicano, como los vuestros, y en que mis ilusiones de patriota, también como las vuestras, se han visto pisoteados y destrozados por una obra atroz, no voy a convertirme en lo que nunca he sido: en un banderizo obtuso, fanático y cerril".
Las anteriores palabras corresponden al discurso pronunciado el 18 de julio de 1938 en el ayuntamiento de Barcelona por Manuel Azaña, presidente de la República. Se trata del discurso conocido como de las tres pes (Paz, Piedad, Perdón).
Se trata de unas palabras dichas en plena guerra civil, no atendidas por desgracia ni por sus oponentes ni, en muchos casos, por unos partidarios que ya no tenían en cuenta muchos de sus consejos.
Llama la atención, y podría ser una buena lección para muchos de los que hoy hablan de república sin saber de qué hablan, cómo en las palabras de Don Manuel se habla con toda naturalidad de España y de patriotismo. Nada que ver con los que desde hace años emplean expresiones poco naturales como la de Estado Español y creen que España es un invento de Franco.
Hoy el parlamento de Cataluña hará una declaración de independencia, al parecer. No se sabe si será una declaración DE  independencia, una declaración PARA la independencia, una declaración SOBRE la independencia o una declaración HACIA la independencia. Tal parece como si los ilustres próceres estuvieran haciendo un nostálgico recuerdo de los tiempos en los que el maestro nos preguntaba las preposiciones propias.
Sea de ello lo que fuere, el problema más grave es qué pasará TRAS una declaración realizada imponiéndose SOBRE toda legalidad y sin respeto a la más mínima formalidad democrática.
A veces nos parece natural lo que siempre hemos vivido. Por natural lo damos por supuesto y no lo apreciamos.
La convivencia pacífica en España no ha sido natural ni frecuente. Hago mías las palabras que el presidente del gobierno Suárez pronunció ante las cámaras de televisión con motivo de su dimisión en 1981: "yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España".


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