El
muy honorable Artur Mas, presidente de la Generalitat de Catalunya, ante las
acusaciones de corrupción a que se ve sometido por parte del fiscal, ha dicho,
como gran ocurrencia, que la palabra del fiscal no es la palabra de Dios. Con
ello ha querido restarle importancia a las investigaciones del fiscal.
Parece
mentira que un alto responsable político utilice semejante argumento. Está
claro que la palabra del fiscal ni es ni debe ser la palabra de Dios, entre
otras cosas, porque desde hace más de 200 años en Europa hemos salido de la
TEOCRACIA, y con todas las limitaciones e insuficiencias que se quiera,
pretendemos estar en una sociedad laica.
La
justicia, al igual que las leyes políticas y las investigaciones científicas,
se debe mover de acuerdo con criterios y procedimientos racionales, en
constante revisión y por supuesto falibles.
Expresar
como reproche que la palabra del fiscal no es la palabra de Dios denota o bien
ignorancia o bien mala fe, cualidades ambas de las que está sobradamente dotado
nuestro personaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario