martes, 2 de diciembre de 2014

SABÉRSELO.

Cuando examinamos, muchas veces nos preocupamos más por averiguar si el alumno "se lo sabe" que por comprobar si sabe.
Parece que es lo mismo pero hay una diferencia, parecida a la que se da entre el propio cuerpo y un vestido.
El que sabe algo "se lo sabe" pero no todos los que "se lo saben" saben.
Muchos han llegado a jueces, abogados del Estado y fiscales por su capacidad de "saberse" los temas, pero no por su sabiduría. De entre ellos ha salido más de un ministro.
El verdadero saber viene cuando la acción positiva del olvido transforma la lección bien aprendida en conocimiento genuino, nunca tan preciso como el tema aprendido pero siempre más auténtico por más vital.
Saberse los temas puede que no esté mal, pero sólo es un primer peldaño.
Lecciones, temas y epígrafes son simples escaleras para subir a un piso.
Quien sólo "se sabe" los temas es como quien conoce muy bien la etiqueta de muchos vinos pero es incapaz de saborearlos.
Quien sabe puede rendir un buen examen, pero puede que alguien haga buenos exámenes y no sepa, aunque, ¿ quién sabe?.
No sé.


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