Hoy,
6 de diciembre, aniversario de la Constitución, se cumplen también 38 años
desde que por primera vez ejerciera el derecho al voto.
Una
reforma legal del gobierno de Adolfo Suárez propició que la mayoría de edad
dispuesta en la Constitución a los 18 años (hasta entonces era a los 21) se
aplicara con efectos inmediatos antes de su aprobación, de tal manera que
quienes teníamos ya los 18 pudimos votar. Poco agradecido yo a aquella concesión
voté No a la Constitución por motivos opuestos a los que la extrema derecha de
la época esgrimía. Aquellos grupos defendían el No para ser fieles a Franco y
su sistema. En mi caso voté NO por no estar de acuerdo con la forma monárquica
del Estado que la Constitución consagraba. En aquella época se me escapaban
muchas complejidades de las que hoy soy consciente.
También
se cumplen hoy 38 años desde que me regalaran la mesa de trabajo y estudio que
desde entonces he usado. Era un regalo de mi abuela materna, mujer
relativamente joven y con poca suerte en la vida, que moriría justo al año
siguiente con apenas diez años más que los que yo ahora tengo. La mesa la
encargamos en una tienda de muebles que estaba cerca de la casa de mis padres,
tras votar en el colegio electoral.
Con
el paso de los años la mesa se ha estropeado, no mucho, es verdad, pero sí lo
suficiente como para que a veces piense en la necesidad de sustituirla por
otra. Con todo, cambiar de mueble no es una decisión fácil. Puede que una mesa
más moderna me parezca mejor y a la postre no me de las prestaciones que hasta
ahora, mal que bien, me ha dado mi vieja mesa. Algún día tendré que cambiar de
mesa pues los muebles no son eternos, pero sólo lo haré cuando llegue a la
conclusión de que mi mesa es ya más un estorbo que una ayuda. De momento me
sirve, aunque no sea muy bonita y no me provoque un éxtasis de entusiasmo.
Intentaré
aprovecharla lo más que pueda hasta el momento en que sea oportuno cambiarla.
No me precipitaré a hacerlo pero tampoco esperaré a que se caiga de puro vieja.
La
mesa, como todo mueble, es un instrumento. Como tal, ni le rindo culto ni me
inclino ante ella. Sólo la uso.
Si
algún día decido que ya es hora de comprar otra mesa, consultaré a personas que
estén más al tanto de las novedades sobre este tipo de muebles, dado que mis
gustos, como es normal, han tendido a quedar anquilosados.
Pediré
consejo, pero decidiré yo.
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