jueves, 1 de diciembre de 2016

EL RETO DEL MANIQUÍ.

La moda que últimamente está causando furor es la del "reto del maniquí". Consiste en grabar a un grupo que permanece inmóvil, como si de un conjunto escultórico se tratara.
No sé si se trata de un homenaje que el cine rinde a la fotografía, como si la cinemática se pusiera al servicio de la estática.
El fenómeno no deja de tener su interés, pues la eficacia del cine radica en la ilusión de movimiento generada por la rápida sucesión de imágenes estáticas. La suma de momentos estáticos nos  hace creer en el espectáculo de un continuo de movimiento cuando el único hecho real es una sucesión de imágenes fijas, separadas, discretas.
En el "reto del maniquí" también se juega con una ilusión, pues la rápida sucesión de imágenes en las que los protagonistas permanecen en la misma posición nos hace creer en la permanencia de la misma imagen cuando en realidad también hay en este caso una sucesión de imágenes discretas.
No sé lo que la moda presente dará de sí. En todo caso, poco me puede impresionar pues siempre tuve la habilidad de poder permanecer muchos minutos inmóvil, sin apenas pestañear.
Antes de que se pusiera de moda esta práctica, yo era capaz de ejecutarla con eficacia.

Resultado de imagen de pablo casals


Hace años, siendo yo bastante jovencito, fui a visitar el Museo de cera de Madrid. Había allí representadas en cera figuras destacadas de la época y artistas conocidos por sus méritos, aunque ya no fueran populares para la mayoría del público. Recuerdo cómo al llegar a una estancia en la que en ese momento no había nadie me llamó la atención la figura en cera del gran cellista Casals. Allí estaba nuestro hombre, con su cello, la partitura, un batín y una pipa en sus labios, postura habitual del genial artista cuando practicaba en su casa. Como no había público, decidí hacer de tal, me coloqué frente al artista como si fuera parte del grupo de cera, representando a un embelesado oyente, a la espera de que alguien más entrara en la estancia. Por fin, apareció una chica que se puso a observar tanto al cellista como a mí, creyéndome parte del grupo. En ese justo momento decidí girarme de forma brusca. La chica dio un grito de horror y salió huyendo despavorida.

Poco me puede impresionar la moda del reto, como se comprenderá. 

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