Cada
gobierno se cree en el caso de aportar su peculiar toque a la enseñanza. El
profesor, en este caso un servidor de ustedes, procura no hacer mucho caso a lo
que los líderes consideran novedad y que él sólo ve como ocurrencia.
En
tiempos de Zapatero todo era ciudadanía. De hecho, la asignatura de Filosofía pasó a llamarse Filosofía y Ciudadanía. La geología y la
botánica no se libraban de un toque ciudadano.
En
eso llegó Rajoy. Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar.
Nada de ciudadanía, en su lugar, espíritu emprendedor.
Todo
tenía que llevar un toque de espíritu emprendedor. Apareció en el temario de
Filosofía una lección sobre iniciativa emprendedora que tenía que explicar yo,
que nunca he conseguido emprender nada. Decidí que no me daba tiempo de dar esa
lección y acerté. No sé qué me pasa pero nunca me da tiempo de impartirla. Como
el tiempo lo administro yo, nunca me dará tiempo.
El
hecho cierto es que algo del espíritu emprendedor del caudillo de Pontevedra ha
calado en el ánimo de los alumnos. Hoy un niño, el mismo que hace unos días me
manifestó su deseo de ser un percebe, me ha preguntado acerca de una idea que
le ha surgido: montar una empresa dedicada a la fabricación de chubasqueros
para peces.
Al
final vamos a desmentir a Max Weber con su idea de que el espíritu del
capitalismo caló de manera más honda en los países de ética calvinista. Por
fin, gracias a la iniciativa emprendedora nuestros jóvenes van a transformar
España y la van a situar en la senda de la modernidad.
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