domingo, 3 de diciembre de 2017

CONFUSIONES TEOLÓGICAS.

Hay expresiones que, aun cuando parezca que tengan significado parecido, usadas de forma equivocada pueden provocar estupor.
Hace ya algunos años, estando yo dando clase, unos alumnos se dirigieron a mí y me dijeron: "¡el profesor de historia dice unas cosas más raras! .El otro día se enfadó con nosotros y empezó a gritar ¡Dios existe!" Yo les dije, "vamos a ver, ¿no diría más bien ¡vive Dios!?Sí, sí, eso es lo que dijo". Cuando llegó la ocasión le pregunté a mi docto colega y buen amigo sobre el particular y éste me confirmó que, en efecto, la expresión que empleó como consecuencia de su enfado fue ¡vive Dios!, y que con ello quería manifestar su disgusto ante la actitud de sus alumnos, estando muy lejos de sus intenciones declarar una profesión de Fe en lugar tan poco apropiado para ello.
Años después otra buena amiga me ponderó las bondades de un postre que había degustado en un restaurante. Preguntada sobre el nombre de tan suculento manjar, tras dudar un poco dijo: "sí, el postre se llamaba....cojones de cura. ¡Cómo! , exclamé yo, eso no puede ser, suena horriblemente mal. ¡No, no!, recapacitó mi amiga, el postre se llamaba "huevos de fraile". ¡Eso suena mucho mejor!".
Aunque las dos expresiones parecían aludir a lo mismo en realidad su significado era muy distinto.

Mejor no adentrarse en los misterios de la teología y en las confusiones eclesiásticas. Uno se puede equivocar y decir cosas que no piensa.

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