jueves, 25 de junio de 2015

UN ESCRITOR Y UN ORADOR.

La filosofía de Ortega y Gasset es sistemática pero lo más característico de su "sistema" radica en la constante y obsesiva afirmación de que tiene tal sistema.
Eterna promesa de algo que nunca se cumple. En esto último es lo más parecido que hay a un programa electoral.
Lo vio muy bien Manuel Azaña cuando constató que Ortega no tenía pensamientos, tenía ocurrencias.
Poco leído en su tiempo, Manuel Azaña nos brinda una prosa de alta calidad sin que se note la lucha por elevar el estilo.
Muy leído Ortega, desprende hoy el sabor de la retórica que quiere ser impactante, visual e intuitiva pero que suena a nuestros oídos algo teatrera y en ocasiones cursi sin matices.
Es curioso pero Azaña, orador, resulta grato a la lectura y Ortega, escritor, necesita de la declamación para que su prosa se muestre en su verdadera intención, que es la de seducir.
Azaña nos puede seducir hoy día porque en su momento intentó convencer.
Ortega, que tenía como filósofo la obligación profesional de convencer, pensó que la mejor manera de hacerlo en la España de su tiempo era mediante las artes de la seducción. Hoy nos seduce poco y nos convence menos.
Sólo la circunstancia española de su momento explica el yo hipertrofiado de Ortega.


viernes, 19 de junio de 2015

GOBERNADOR QUE ACONSEJA.

El gobernador del Banco de España, Luis Linde, aconseja a los jóvenes que ahorren dado que en un futuro las pensiones tenderán a ser más bajas.

Con un 51% de paro juvenil y contratos cada vez más precarios el gobernador ha dado muestra de que él también se apunta a la moda del humor negro que tan de actualidad está en estos días.

miércoles, 10 de junio de 2015

EXÉGESIS DE LA LETRA DE "LA BAMBA".

Para bailar la bamba
Para bailar la bamba
Se necesita una poca de gracia
una poca de gracia
Mamita y ya
y arriba y arriba
y arriba y arriba y
por ti seré, por ti seré.
yo no soy marinero
yo no soy marinero,
soy capitán,
soy capitán
Bamba, bamba,
bamba, bamba
bamba, bamba
bamba, bamba

COMENTARIO RAZONADO.

Si desea usted bailar la bamba ha de ir provisto de un poco de gracia, pero siendo ello condición necesaria no lo es suficiente, toda vez que junto con la indispensable gracia será preciso ir ahí arriba y arriba, sea ello lo que fuere, de donde se obtiene la conclusión clara y diáfana de que yo no soy marinero, por lo cual, con férrea lógica se desprende, y ello es evidente, que al no ser marinero he de ser forzosamente capitán, pues, ¿ de qué manera puede ser alguien capitán siendo a la par marinero?
Todos los anteriores requisitos han de cumplirse con cariñosas y constantes invocaciones a la madre de uno, como demuestra el diminutivo que acompaña a las expresiones dirigidas a la que nos dio el ser.
En conjunto, si somos capaces de transcender el carácter gramaticalmente finalista de la oración con que comienza tan juicioso texto, nos daremos cuenta que todo él no sobrepasa el marco de un imperativo hipotético, dado que los consejos y mandatos que se vierten en el mismo quedan subordinados al deseo por parte del sujeto de querer bailar la bamba.
El imperativo, dado su carácter hipotético, no nos manda en modo alguno bailar la bamba; sólo nos indica qué debemos hacer si es que lo que deseamos es bailar la misma.
El mandato de bailar la bamba se mantiene en la órbita de una moral heterónoma, por tanto, y, a pesar de su profundidad e indudable interés, no logra alcanzar el nivel autónomo propio de la imperatividad categórica.
Esto es todo lo que se puede decir a día de hoy, a falta de ulteriores investigaciones, sobre el significado de una de las letras más líricas, bellas y coherentes que canción alguna haya tenido.


viernes, 5 de junio de 2015

BONDAD, DEBILIDAD.

La bondad no tiene por qué ser debilidad.
Parece en principio una afirmación severa, representativa de una moral estricta y sin concesiones al sentimentalismo.
Lo peor de la afirmación está en lo no afirmado pero supuesto: quien la pronuncia da por sentado que él mismo está dotado de bondad y de fortaleza. Se cuela de rondón en la aseveración el supuesto de que lo que la gente llama bondad no sea otra cosa que debilidad y junto con este supuesto el de que la propia fuerza es garantía de bondad.
Lo que se está diciendo, bajo la apariencia de una afirmación no del todo categórica es que la debilidad es mala y la fortaleza es buena.
Me recuerda esta manera de ver las cosas a la de aquellos viejos futbolistas en la demarcación de defensas centrales que, no dudando en ir a por la tibia y el peroné del adversario solían justificarse diciendo que ellos no practicaban un juego violento sino "viril". O peor aún, cuando decían que el fútbol no es un deporte de señoritas.
Ciertamente puede darse el caso de que muchas personas confundan bondad con debilidad, pero ello no da garantía de que quien se sienta fuerte sea por necesidad bueno.
El estilo "sin complejos" que muchos han cultivado durante estos años entra en el marco de esta manera de ver las cosas, que se ha convertido por un lado en lugar común y por otro en justificación de cualquier atropello.
En el mismo orden de cosas se encuentra la habitual confusión entre sinceridad y grosería, y en su aspecto especular, la confusión de la cortesía y buenas maneras con la hipocresía.
Quien sólo vea debilidad en los comportamientos de los otros puede que no sea capaz de aceptar o no quiera reconocer que no siempre la ausencia de fuerza es debilidad y que puede también existir en algunas personas la generosidad.
Tampoco se dan cuenta de que hay una gran fuerza en la generosidad que ellos insultan llamándola debilidad. Sólo la generosidad permite acceder al perdón, y sólo una persona verdaderamente fuerte es capaz de concederlo.

jueves, 4 de junio de 2015

BANDERAS, HIMNOS.



Ya no me acuerdo si la llegué a besar o no.
Fue todo muy rápido. Hacía calor. 
Lo que sí recuerdo es que no sentí más emoción que la de pensar en el permiso que a continuación vendría. 
Las banderas se inventaron para no confundirse, no para identificarse.
No me gustan mucho. 
Es verdad que los sentimientos existen y me gustaría que en la bandera hubiera un tercer color, pero tampoco hago de ello el centro de mis preocupaciones. 


Jamás pitaría a una bandera o a un himno.
Jamás fusilaría a quien lo hiciera. 
Que nadie se enfade.
Una cartilla sanitaria vale más que cualquier bandera.

miércoles, 3 de junio de 2015

SOLUCIONES Y PROBLEMAS.

" Paradójicamente, para estudiar la supresión de las juntas superfluas entre las treinta que existían, en 1643 se creó una junta suplementaria para la reforma de las juntas".
He leído esto en un reciente libro llamado Felipe IV y la España de su tiempo, escrito por Alain Hugon.
 Al leer tales líneas me acordé de cómo hace unos años, en un país europeo, se decidió el gobierno a abordar el problema de la excesiva burocracia y como primera medida no dudó en crear el Ministerio de lucha contra la Burocracia, supongo que con la correspondiente dotación de personal para solventar con decisión y eficacia tan agudo problema.
La mentalidad que subyace tras esta manera de hacer frente a los problemas es la misma que la de cualquier fabricante de quitamanchas. Todo el mundo se ha manchado alguna vez mientras comía en algún restaurante para celebrar vete a saber qué acontecimiento familiar. Tras el primer enfado, pronto aparece solícito un camarero ofreciendo un quitamanchas. Una vez aplicado desaparece la mancha, quedando en su lugar la del quitamanchas.
El quitamanchas, o creacercos, ha cumplido su misión.
Hace años escuché al poeta Panero desde el hospital donde estaba ingresado quejarse de que las enfermeras le daban todas las noches la pastilla para ayudarle a dormir, para lo cual sistemáticamente lo despertaban cuando se encontraba en profundo sueño.
¿Que había treinta juntas ? Creamos otra para su supresión: el resultado será de 31 juntas.
¿ Que hay mucha burocracia ? El nuevo ministerio para la supresión de la misma se encargará de acrecentarla.
¿ Que tenemos una mancha ? El quitamanchas la hará desaparecer y nos creará un cerco, que siempre es peor, pues no sólo es una nueva mancha sino además un chivato visible de que hemos tenido otra, es decir, una acusación de torpeza.
A veces pienso que las soluciones son las que crean los problemas.

martes, 2 de junio de 2015