José Antonio Marina, sedicente
filósofo y pedagogo cierto al mismo tiempo que ensayista de mucha fortuna y
ningún talento, salvo todos aquellos que tienen que ver con la adulación y la
capacidad de arrastrarse ante quienes en cada momento mandan ( con talentos y
habilidades similares a los suyos ) no se cansa de proponer medidas encaminadas
hacia la mejora de nuestro sistema educativo.
Lo último que este cerebro ha sido
capaz de segregar es la posibilidad de que las clases de los profesores sean
grabadas con vistas a analizar sus errores metodológicos y así, de este modo,
tratar de superarlos.
No sé si ha reparado este pimpollo en
el inconveniente legal que puede plantear grabar a menores, pues entiendo que
no estará proponiendo un plano fijo centrado en el profesor.
Con todo, si se lleva a cabo el plan
se puede crear un producto a mitad de camino entre el gran hermano y una pieza de teatro del absurdo.
En mi caso, hay ya garantizados
cuarenta minutos memorables, veinte para que los alumnos se enteren de que he
entrado en clase y otros veinte para conseguir pasar lista. Supongo que
observado mi proceder por Marina, este no dudaría en proponer mi expulsión del
cuerpo como mal profesor ( a él no hace falta que lo expulsen, ya se encargó él
mismo de no volver a dar una sola clase desde que tuvo algún dinero encima,
conseguido más por peloteo que por talento ).
Con todo, antes de mi separación del
cuerpo no dejaría yo de jugar mis bazas y defenderme pues considero que soy el
mejor profesor de España pasando lista. Nadie la pasa mejor que yo. Puedo
hacerlo con solemnidad, con desenfado, la puedo leer lentamente y soy capaz de
hacerlo a velocidad de vértigo.
Supongo que algún baremo habrá ideado
ya el ex profesor Marina para valorar estos mis méritos y habilidades.
Esta es la primera valoración que me
merece este ex profesor que, bien instalado en los medios y supongo que bien
pagado, nada nos ha apoyado en estos años de luchas, recortes y huelgas en los
que no ha hecho otra cosa que echarnos mierda encima.
Sé que mis anteriores palabras no
tienen un corte muy académico pero, como ya he dicho en más de una ocasión, el
único corte adecuado para ciertas personas es un buen corte de mangas.
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