miércoles, 26 de octubre de 2016

DESPERFECTO DOMÉSTICO.

Hace pocos días, mientras subía las persianas de mi casa tuve la fatalidad de ver cómo una de ellas se rompía y era imposible subirla. Enfadado ante tal contratiempo fui a subir otra pero en vez de estar atento a la operación mi mente se ocupaba en pensar qué le hubiera podido pasar a la primera persiana, con lo cual no me di cuenta de que la segunda llegaba a su tope y se me quedó clavada de tal forma que no la podía bajar.
En un minuto escaso había logrado un desperfecto perfecto en su simetría especular: una persiana bajada que no podía subir y una persiana subida que no podía bajar.
Así quedó la cosa puesto que tenía que ir al trabajo. Estuve toda la mañana dudando sobre si sería capaz de arreglar el entuerto pero cuando volví a casa y me dispuse a intentarlo todas mis dudas se me disiparon: comprendí que no era capaz de arreglar el estropicio.
No me ha quedado más remedio que recurrir a los servicios del persianero.
¿Conseguiré algún día arreglar algo? Creo que aquí también la respuesta apunta más a la certeza que a la duda pues no tengo noción de haber logrado arreglar jamás ningún desperfecto doméstico.

Me consolaré pensando que dicen que tengo otro tipo de habilidades.

lunes, 24 de octubre de 2016

"ME GUSTA".

El éxito del Facebook o "caralibro" es una muestra del fracaso, no sé si momentáneo o definitivo, de la filosofía y del triunfo de la sociología.
Decir "me gusta" es algo muy distinto a afirmar "esto es bueno" o "esto está bien" o "esto es bello".
Decir "me gusta" es constatar una reacción ante algo o ante alguien. Si digo "me gusta" , salvo que sea un fingidor, nadie me puede decir que acierto o me equivoco, pues sólo estoy diciendo eso, que algo me gusta y ya está.
Si digo que algo es bueno tendré que argumentar las razones para hacer tal afirmación, tendré en definitiva que razonar y no sólo reflejar la reacción que algo me provoca.
Para enjuiciar todo lo anterior tendré que tener un criterio, formarlo de acuerdo con algunos principios que otras personas podrán discutir.
Decir "me gusta" o "no me gusta" no es difícil en cuanto a los argumentos pues nada hay que argumentar cuando de lo que se trata es de hacer explícita una reacción. Sí que, a veces, puede requerir valor, si lo que nos gusta o nos disgusta está en contra de lo que gusta o disgusta en algún ambiente o círculo.
El gusto o disgusto no se contrapone a lo que está bien o está mal, pero debe ser lo segundo la base de lo primero.
La prepotencia, la grosería, los abusos, no están mal porque me disgusten sino que me disgustan porque están mal.
El asesinato no está mal porque esté prohibido sino que está prohibido porque es malo.
No se puede reducir todo a opinión. De ser así, no tendría sentido ninguna discusión y habría que limitarse a realizar encuestas sobre lo que gusta o no a la gente.
Eso sería la desaparición del ágora y su sustitución por el mercado.


domingo, 16 de octubre de 2016

LA ANTROPOLOGÍA DEL SEÑOR CORREA.

Dijo el otro día Correa en su declaración ante el tribunal que lo juzga que se sentía igual que aquel al que pillan copiando en un examen. Así como, según él, todo el mundo copia pero el que es sorprendido haciéndolo debe asumir las consecuencias, a él le pasó lo mismo con el robo.
Según ve el asunto Correa, todo el mundo roba pero a él le pillaron y por tanto se ve en el trance de comparecer ante un tribunal.
Hay en la afirmación de Correa tres aspectos: en primer lugar una comparación entre el robo y el estudio, en segundo lugar una generalización indemostrable (todo el mundo copia) y en tercer lugar la traslación de esa generalización al ámbito penal(todo el mundo roba).
Por último hay una asunción no de culpa sino de torpeza( a mí me pillaron y a otros no).
Una inferencia implícita en todo lo que dice este hombre es la de que el que no copia o no roba es tonto. En cuanto a su arrepentimiento, más parece un lamento por su falta de habilidad que un sincero reconocimiento de su mal hacer.
La visión que el acusado nos quiere hacer asumir es la de que cualquier comportamiento de acuerdo con criterios de honestidad ética es propio más que de la honradez de la imbecilidad.
"El que no se aprovecha es porque no puede" parece ser el mensaje que está detrás de la profunda visión antropológica de este caballero.
Pues no, señor. Ni todo el mundo roba ni todo el mundo copia ( aunque sí más de uno).
Basta con que uno solo no lo haga para que todas sus afirmaciones caigan en la falsedad.
Yo no he copiado nunca y desde luego nunca he robado a nadie. Quizá no tenga ningún mérito mi comportamiento en ninguno de los dos casos: en lo de copiar tuve siempre una buena memoria y nunca lo necesité y en lo de robar, nunca he ocupado puestos ni cargos en los que haya tenido la menor oportunidad de hacerlo. Con todo, no hay derecho a intentar difundir la idea de que todo el mundo es como el acusado parece mostrarse.
Desaparece toda idea de corrupción subsumida en unas generalizaciones acerca del género humano que no tienen más base que el deseo del acusado de presentarse no como un presunto delincuente( está en su derecho a la defensa) sino como un simple caso particular de lo que según él es lo habitual.
La consecuencia de su forma de presentarse es una invitación al público(víctima real se sus manejos) a verle no con el desprecio que merece quien nos roba sino con la simpatía que sentimos siempre hacia quien suponemos en el fondo igual que nosotros.
La jugada es hábil pero mendaz. Caer en su juego es la mayor de las abdicaciones a las que podemos sucumbir.


viernes, 14 de octubre de 2016

NOBEL DE LITERATURA.

Mucho criticar que le hayan dado el premio Nobel de literatura a Bob Dylan  cuando ninguno de nosotros reconoce lo más evidente:

es la primera vez en años que cuando conceden un Nobel de literatura no tenemos que ir a la "wikipedia" para enterarnos de quién cojones será la poetisa lituana de marras a la que han concedido el galardón y de la que todos los especialistas hablan con el mismo conocimiento que yo, o sea, ninguno.

lunes, 3 de octubre de 2016

LA MÁXIMA AUTORIDAD.

"Yo aquí soy la máxima autoridad" afirmó el otro día aquella mujer. No le fue permitido pasar del recibidor durante las dos horas en las que permaneció en la Historia.
Nuestro personaje no debería haber ignorado un principio aunque indemostrable, indiscutible: autoridad ostentada, autoridad ignorada.
Cuando alguien, y de eso algo sé, tiene que proclamar enfáticamente su autoridad es porque realmente no la tiene. En mi actividad habré dicho más de una vez: "aquí mando yo", pero siempre que tal he dicho ha coincidido con momentos en los que realmente me costaba o no podía imponer mi autoridad.
La auténtica autoridad no se proclama enfáticamente, se muestra.
Cuando hay un excesivo empeño en mostrar músculo es porque quizá no se tiene, pues el músculo se ve.
La pistola más eficaz es aquella que nunca es disparada. Cuando hay que hacer uso del arma está claro que antes ha sido ignorada su capacidad disuasoria.
Cuando gritamos, y quién no lo ha hecho alguna vez, mostramos que hemos perdido la autoridad.
No me imagino a ningún gran líder: Bismarck, De Gaulle, Churchill, Adenauer, diciendo en voz alta: "yo soy la máxima autoridad". Todos se la reconocían sin necesidad de que ellos, enfáticamente, la reclamaran.
El ridículo de quien se proclama autoridad es mayor cuanto más alta es la autoridad que se reclama. Si lo que se reclama es la máxima autoridad, el ridículo está en el mismo grado, un ridículo máximo.

Máximo ridículo, mínima autoridad, insignificancia absoluta.

sábado, 1 de octubre de 2016

ESPECTÁCULO LAMENTABLE.

En mayo de 1936 el socialista  Indalecio Prieto intentó pronunciar un mitin en la localidad sevillana de Écija. El acto acabó a tiros. Prieto tuvo que salir huyendo en coche perseguido por el fuego de ametralladoras con que le obsequiaban.
La guardia personal de Prieto, la "motorizada", tuvo que responder al fuego para proteger la vida del corpulento líder.

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INDALECIO PRIETO.



El fuego dirigido a Prieto no lo atizaba ningún grupo de falangistas exaltados. Provenía de sus propios compañeros socialistas simpatizantes de Largo Caballero.
Dos meses después, en Écija y en la mayor parte de Andalucía, las tropas del general Queipo de Llano no distinguían entre prietistas y caballeristas. Los unificaron a todos y los convirtieron en víctimas de su crueldad.
Ahora no va a pasar lo mismo en la madrileña calle de Ferraz (espero). Ya dijo Marx que la historia se presenta dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Marx hizo esa afirmación al hablar de Napoleón III respecto de Napoleón el Grande.
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FRANCISCO LARGO CABALLERO.
No voy a aquí a contar mi vida ni mi trayectoria a nadie, pues a nadie le interesa, pero a mí, persona muy sobria en cuanto a todo lo que sea manifestar sentimientos, que casi nunca expreso, casi que me dan ganas de llorar cuando veo todo esto.