En mayo de 1936 el socialista Indalecio Prieto intentó pronunciar un mitin
en la localidad sevillana de Écija. El acto acabó a tiros. Prieto tuvo que
salir huyendo en coche perseguido por el fuego de ametralladoras con que le
obsequiaban.
La guardia personal de Prieto, la
"motorizada", tuvo que responder al fuego para proteger la vida del
corpulento líder.
INDALECIO PRIETO. |
El fuego dirigido a Prieto no lo
atizaba ningún grupo de falangistas exaltados. Provenía de sus propios
compañeros socialistas simpatizantes de Largo Caballero.
Dos meses después, en Écija y en la
mayor parte de Andalucía, las tropas del general Queipo de Llano no distinguían
entre prietistas y caballeristas. Los unificaron a todos y los convirtieron en
víctimas de su crueldad.
Ahora no va a pasar lo mismo en la
madrileña calle de Ferraz (espero). Ya dijo Marx que la historia se presenta
dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Marx hizo esa
afirmación al hablar de Napoleón III respecto de Napoleón el Grande.
FRANCISCO LARGO CABALLERO. |
No voy a aquí a contar mi vida ni mi
trayectoria a nadie, pues a nadie le interesa, pero a mí, persona muy sobria en
cuanto a todo lo que sea manifestar sentimientos, que casi nunca expreso, casi
que me dan ganas de llorar cuando veo todo esto.
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