El
éxito del Facebook o "caralibro" es una muestra del fracaso, no sé si
momentáneo o definitivo, de la filosofía y del triunfo de la sociología.
Decir
"me gusta" es algo muy distinto a afirmar "esto es bueno" o
"esto está bien" o "esto es bello".
Decir
"me gusta" es constatar una reacción ante algo o ante alguien. Si
digo "me gusta" , salvo que sea un fingidor, nadie me puede decir que
acierto o me equivoco, pues sólo estoy diciendo eso, que algo me gusta y ya
está.
Si
digo que algo es bueno tendré que argumentar las razones para hacer tal
afirmación, tendré en definitiva que razonar y no sólo reflejar la reacción que
algo me provoca.
Para
enjuiciar todo lo anterior tendré que tener un criterio, formarlo de acuerdo con
algunos principios que otras personas podrán discutir.
Decir
"me gusta" o "no me gusta" no es difícil en cuanto a los
argumentos pues nada hay que argumentar cuando de lo que se trata es de hacer
explícita una reacción. Sí que, a veces, puede requerir valor, si lo que nos
gusta o nos disgusta está en contra de lo que gusta o disgusta en algún
ambiente o círculo.
El
gusto o disgusto no se contrapone a lo que está bien o está mal, pero debe ser
lo segundo la base de lo primero.
La
prepotencia, la grosería, los abusos, no están mal porque me disgusten sino que
me disgustan porque están mal.
El
asesinato no está mal porque esté prohibido sino que está prohibido porque es
malo.
No
se puede reducir todo a opinión. De ser así, no tendría sentido ninguna
discusión y habría que limitarse a realizar encuestas sobre lo que gusta o no a
la gente.
Eso
sería la desaparición del ágora y su sustitución por el mercado.
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