lunes, 24 de octubre de 2016

"ME GUSTA".

El éxito del Facebook o "caralibro" es una muestra del fracaso, no sé si momentáneo o definitivo, de la filosofía y del triunfo de la sociología.
Decir "me gusta" es algo muy distinto a afirmar "esto es bueno" o "esto está bien" o "esto es bello".
Decir "me gusta" es constatar una reacción ante algo o ante alguien. Si digo "me gusta" , salvo que sea un fingidor, nadie me puede decir que acierto o me equivoco, pues sólo estoy diciendo eso, que algo me gusta y ya está.
Si digo que algo es bueno tendré que argumentar las razones para hacer tal afirmación, tendré en definitiva que razonar y no sólo reflejar la reacción que algo me provoca.
Para enjuiciar todo lo anterior tendré que tener un criterio, formarlo de acuerdo con algunos principios que otras personas podrán discutir.
Decir "me gusta" o "no me gusta" no es difícil en cuanto a los argumentos pues nada hay que argumentar cuando de lo que se trata es de hacer explícita una reacción. Sí que, a veces, puede requerir valor, si lo que nos gusta o nos disgusta está en contra de lo que gusta o disgusta en algún ambiente o círculo.
El gusto o disgusto no se contrapone a lo que está bien o está mal, pero debe ser lo segundo la base de lo primero.
La prepotencia, la grosería, los abusos, no están mal porque me disgusten sino que me disgustan porque están mal.
El asesinato no está mal porque esté prohibido sino que está prohibido porque es malo.
No se puede reducir todo a opinión. De ser así, no tendría sentido ninguna discusión y habría que limitarse a realizar encuestas sobre lo que gusta o no a la gente.
Eso sería la desaparición del ágora y su sustitución por el mercado.


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