domingo, 24 de febrero de 2019

TELEVISORES DE ALTA GAMA.


La publicidad de televisores encierra en sí una dificultad que sólo puede ser vencida por la propia fuerza de un mensaje en el que la capacidad de seducción es superior a la base real sobre la que el mensaje se apoya.
Se nos incita a adquirir una pantalla en la que la calidad de la imagen es superior a lo que hasta ahora hemos visto en cualquiera de los aparatos por nosotros usados. Dado que el mensaje busca que compremos el nuevo producto es normal que este sea presentado como muy superior al que actualmente gozamos.
Lo curioso y casi imposible del mensaje se esconde en el hecho de que esa imagen tan perfecta la podemos apreciar en un aparato, el nuestro actual, que se supone no tiene la calidad suficiente para que podamos gozar de la imagen prometida en el anuncio.
Dicho de otro modo: si fuésemos inteligentes, nos daríamos cuenta de que la calidad anunciada en el mensaje publicitario no es la del nuevo televisor, es la del televisor que ahora poseemos y que no deberíamos cambiar hasta que en un anuncio de televisores nos fuera imposible apreciar la calidad prometida.
En realidad la publicidad de televisores sólo funciona por la incitación a adquirir algo nuevo aunque no lo necesitemos. El anuncio de un televisor es la quintaesencia del consumismo.
Con todo, ¡qué bonitos son los nuevos televisores!.

domingo, 17 de febrero de 2019

PROGRAMA "RAICES".


Cada vez que llega el momento de introducir notas en el programa RAICES (ahora con motivo de la evaluación de segundo de bachillerato o sexto de la ESO más bien) se reanuda mi particular batalla contra ese maldito, malnacido y nauseabundo programa.
Ahora me obliga a tratar un solo grupo como si de tres distintos se tratara. Hasta ahí, mal, pero es lo que el programa permite.
El asunto se complica cuando en uno de los subgrupos arbitrariamente generados se me impide entrar alegando un error interno. Se me proporciona un código de error para que con él acuda a un llamado Centro de usuarios. Una vez ahí, cuando se me piden mis credenciales, se me cambian automáticamente de minúsculas a mayúsculas para a continuación decírseme que mis credenciales son erróneas.
No es la única gracia que se permite el programa. Hay que advertir que de vez en cuando, no sé si obedeciendo a un rigorismo de tipo más prusiano que kantiano, el programa te "castiga" por haber cometido algún error diciéndote: usted está bloqueado hasta las 22.30 o cosas por el estilo.
En fin, me gustaría ser Pol Pot para enviar a los creadores del programa y a los responsables de la Comunidad de Madrid a los arrozales de Camboya, para que, si sobrevivieran, supieran lo que es un trabajo duro.
¡RAICES! ¡maldito sea tu nombre de generación en generación!.

sábado, 16 de febrero de 2019

DE CINISMO Y DE MENTIRAS.


La reciente declaración del antiguo vicepresidente de la Generalitat de Catalunya ante el Tribunal Supremo en su condición de acusado de rebelión ha suscitado reacciones de sorpresa por parte de quienes no han sido capaces de entender algunas de sus afirmaciones.
Ciertamente es difícil sustraerse a la incredulidad causada por afirmaciones como la de que ninguna de sus actuaciones ha sido ilegal, que realizar un referéndum de autodeterminación que afecta a una comunidad autónoma no atenta a la Constitución y, quizá, la más sorprendente: su amor a España y a su cultura. También ha llamado la atención su insistencia en presentarse como hombre de bien y como buena persona.

Resultado de imagen de oriol junqueras

Entiendo con toda claridad la perplejidad e incluso el enfado que las declaraciones del señor Oriol Junqueras han provocado. No comparto, sin embargo, la idea ampliamente difundida de que estamos ante un cínico y un mentiroso. Es precisamente en esta divergencia donde yo encuentro que se sitúa el drama al que estamos asistiendo.
La declaración del señor Junqueras se ha inclinado más por el lado de la reivindicación política que por el más seguro de la defensa estrictamente jurídica. Con ello el señor Junqueras afronta un riesgo claro de condena a largos años de cárcel, pues lejos de negar los hechos, los reivindica con orgullo. Se declara preso político y afirma ser perseguido no por sus actos sino por sus ideas.
Coincido con la opinión mayoritaria que considera falsas tales afirmaciones pero lo dramático, a mi modo de ver, es que quien así miente no es un mentiroso ni un cínico, lo que dice no se ajusta a la verdad pero quien lo dice está convencido de decir verdad. El señor Junqueras no es un mentiroso ni un cínico, es un fanático.
Muchos de sus seguidores tampoco son cínicos ni mentirosos, sino fanáticos.
Ahí está el nudo gordiano. Si fuera un cínico, e incluso, un mentiroso, sería una persona calculadora. Si quienes le siguen también lo fueran, quizá serían peores personas que la buena persona que el señor Junqueras afirma ser y que probablemente sea.
Con líderes calculadores se puede negociar porque el cálculo, concepto matemático al fin  y a la postre, remite a una cantidad, y una cantidad siempre se puede negociar porque se puede dividir. Cuando prima sobre el cálculo la convicción, es más difícil la negociación, pues las convicciones no se negocian.
Todo, la voz, el aspecto físico del señor Junqueras, la convicción rocosa con que expone sus argumentos, remiten a un ámbito que no es plenamente político sino más bien religioso. El señor Junqueras no se ve como político dispuesto a obtener una victoria, se ve más bien como un mártir que obtiene su mayor triunfo con el dolor que está dispuesto a afrontar en defensa de su causa.
Mientras no acertemos a desacralizar este conflicto y llevarlo de la mística de la soberanía a la pragmática de los intereses, poca solución vamos a obtener.
Mientras enfrente se piense que la solución está en desempolvar otra mística de signo contrario, nos alimentaremos de identidades, símbolos, cánticos, para, al final, algún día, volver al terreno de la verdadera política, prosaica, profana, fría, pero único marco si lo que queremos es negociar intereses y no confrontar identidades.


domingo, 10 de febrero de 2019

" SIN COMPEJOS".


Ya hace tiempo que me pongo en guardia cuando oigo la expresión "te voy a ser sincero". Lo que debiera ser una virtud encomiable se convierte entre nosotros en el preludio de una crítica maleducada en no pocas ocasiones.
La misma prevención me causa la afirmación de alguien que dice hablar "sin complejos". Esta última expresión, popularizada en los años noventa por el conquistador de Perejil, se ha convertido en la antesala de cualquier barbaridad. Se dicen estupideces, pero como se dicen "sin complejos" parecen por ello más justificadas.
En todo lo anterior lo único que hay es el eterno rugido del macizo de la raza que confunde una vez más el pensar con el embestir, como ya señalara Machado.
Hay quien habla sin complejos y sin leer el discurso, sin papeles. Más valiera que leyera un poco más, quizá de ese modo le entrara en su mente alguna duda y se acomplejara un poco.

martes, 5 de febrero de 2019

DE NIÑOS Y CRIATURAS.


Al parecer el presidente autonómico aragonés se ha creído en el caso de pedir a sus funcionarios que, en aras del lenguaje inclusivo, no digan "niños" ni "niñas" y que en su lugar digan "criaturas".
No dudo de la buena intención de su propósito (ciertamente tampoco dudo de sus pocas luces).
Es verdad que "criatura" ha acabado por significar "niño", pero sobre todo "niño pequeño". No obstante, el significado primero de esta palabra no era "niño". Proviene de lo que los filósofos cristianos medievales llamaban "creatura" y que se refería a ser creado por Dios.
No creo que el presidente de Aragón tenga en mente que todo el mundo se adhiera a la metafísica creacionista. El poder de Dios se entendía en su más alta significación como el poder de creación absoluto, es decir, la capacidad de hacer pasar a algo de la nada al ser.
Los niños, en esta visión, no son creados por sus padres, son engendrados. De hecho, el Credo, al referirse a Cristo, Segunda Persona de la Trinidad, se preocupa de dejar bien claro que fue "engendrado, no creado", pues al ser Dios, no podía ser una criatura.
La lengua es algo vivo, que crece y cambia con las sociedad misma. Lo que no es claramente es un dispositivo sometido a la ocurrencia administrativa de quien ostentando un poder otorgado legítimamente por los electores, se cree legislador de la lengua y Dios de la gramática.
Lo que  ha producido el presidente de Aragón con su medida es, eso sí, un engendro. ¡Pobre criatura!.