sábado, 28 de septiembre de 2013

INSULTOS CORTESES.

Curioso país el nuestro. Insultamos hasta para expresar admiración, sobre todo si se trata de alabar alguna actividad en la que se requiera un grado notable de habilidad.
“¡Qué bien juega el cabrón!” diremos si estamos ante alguien que se desempeña bien con el balón o que destaca en cualquier otro deporte.
“¡Qué bien toca el “hijoputa”!” puede ser una expresión habitual para mostrar nuestra aprobación a la manera de tocar el piano, la guitarra o cualquier otro instrumento por parte de algún conocido.
Por el contrario, cuando queremos advertir a alguien que no nos gusta su manera de proceder recurrimos a expresiones corteses del tipo de: “caballero, permítame decirle que….” tras lo cual vendrá con toda seguridad una reprimenda dirigida hacia el mencionado caballero.
El insulto para la admiración. La cortesía para el reproche.

Somos un país curioso, en verdad.

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