domingo, 1 de junio de 2014

SOBRE EXTREMOS.

Cuando alguien dice que todos los extremos son iguales y por tanto todos son malos piensa que está diciendo una verdad inatacable pero en realidad no está diciendo nada.
Es verdad que son iguales, porque los dos extremos son eso, extremos, y en este sentido son iguales. Que sean malos sólo se podría afirmar si se establece que un extremo es malo por el hecho de ser extremo, cosa en principio que no resulta nada clara.
Quien dice esto lo que trata de afirmar es la bondad del término medio, pero tampoco ha entendido lo que quiso decir Aristóteles con ello: el término medio lo es entre dos extremos en lo que se refiere a nuestras acciones y pasiones, no en cuanto al valor. No entender esto es confundir el término medio con una ética de la mediocridad.
Sería un poco absurdo decir que en cuanto al robo, la virtud consiste ni en robar constantemente ni en no robar nada sino en robar de forma moderada, de vez en cuando pero sin pasarse.
Igual de absurdo, pero más sórdido sería establecer que en la relación de pareja lo adecuado es ni ser constantemente fiel ni no serlo nunca, sino ser fiel de forma moderada, siendo infiel también, pero sin excederse.
En cuanto a matar a alguien, sería absurdo decir que lo justo y adecuado es ni pasarse y matar por ahí cada día a alguien ni ser tan tímido que nunca se atreva uno a cargarse a alguien: lo suyo, por tanto, para no caer en el extremo, sería matar, pero poco a poco y a pocos, no ir matando a troche y a moche.
En cuanto a la corrupción, el extremo estaría ocupado por quien nunca es corrupto o por quien lo es siempre y el término medio por quien es corrupto de vez en cuando, a ratos perdidos.
Desde el punto de vista del valor, para el propio Aristóteles, la virtud ética es un extremo puesto que es lo mejor. Si no se entiende esto bien, se extraería la errónea interpretación de que pues la virtud ética es un término medio, lo suyo es no ser ni muy bueno ni muy malo, sino un término medio entre estos dos extremos, lo cual es absurdo para Aristóteles y para todo el mundo.

Decir que todo extremo es igual no es una afirmación política ni ética, es una afirmación geométrica vacía de contenido con la cual mucha gente quiere flotar para salir airosa de cualquier compromiso, o disimular su indigencia de pensamiento.

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