Se
sienta el astuto y carismático líder en una mesa en la cual hay dos carpetas.
En una de ellas pone “problemas que arreglará el tiempo”. En la otra pone
“problemas que el tiempo se encargó de arreglar”. La cuestión consiste en ir
pasando poco a poco los papeles de la primera carpeta a la segunda.
Si
hace esto con un poco de habilidad, no faltarán gentes que alaben su saber
hacer y sentido común. Será considerado un gran hombre, con visión amplia y
sentido del equilibrio.
El
único inconveniente que tiene este método es que sólo funciona en épocas
normales. Cuando la cosa se complica se requiere capacidad de decisión y
compromiso, momento en el cual, la persona que está en el sillón no sabe qué
decir, no le valen sus carpetas porque en lugar de papeles hay sobres, se hace
un lío y empieza a decir: ¡conspiración!
¡conspiración!
Se
equivoca. Los que quieren ocupar su despacho están tan despistados como él y
tienen su mismo vicio: esperar que el tiempo los coloque ahí sin tener nada
claro que proponer.
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