jueves, 7 de marzo de 2013

SOBRE LA HIPOCRESÍA.



Decía el sabio La Rochefoucauld que la hipocresía no era otra cosa más que un homenaje que el vicio rendía a la virtud.
Dicho de forma breve: la persona hipócrita simula unas virtudes que no tiene, pero el hecho de que tenga que aparentarlas muestra que aunque dicha persona no posea esas virtudes, reconoce no obstante su vigencia y dignidad.
En estos tiempos en los que a la falta de maneras y formas se la denomina sinceridad, la máxima de La Rochefoucauld ya no tiene predicamento. La hipocresía ( con todo lo que hemos dicho de ella ) ya no es necesaria. Su lugar ha sido ocupado por una mentalidad “sin complejos” en la que cualquier barbaridad se puede decir y practicar pues quien siga creyendo que es menester defender algún tipo de virtud, como la honestidad, será visto directamente como tonto.
La dureza facial se impone y por desgracia con impunidad y éxito.
Menester es un ejercicio de paciencia y autocontrol para no perder la compostura y los nervios ante los asquerosos comportamientos de algunas personas.

No hay comentarios: