domingo, 18 de diciembre de 2016

PLACER Y DEBER.

Las cada vez mayores medidas restrictivas que afectan al consumo de tabaco en lugares públicos unidas a la mayor fiscalidad con que es tratado este producto hacen que sea necesario sacar al hábito de fumar de su consideración de placer, dado que el hedonismo, filosofía que propugna la búsqueda del placer como finalidad y bien supremo de la vida, difícilmente se compadece con el hecho de que cuando alguien fuma, más que entregarse a un placer, parece entregarse a un deber y casi a una misión.
Epicuro ni fumaba ni sabía lo que eso era, aunque en su forma prudente de entender el placer, probablemente habría rechazado que fumar fuera placentero pues a la larga causa dolor.
En todo caso, el hábito de fumar se ha "kantianizado", pues se parece más al acto de realizar una acción "por deber" que al disfrute y gozo relajado de un hábito gustoso.

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Sólo desde un riguroso sentido kantiano del deber puede entenderse que alguien salga a la intemperie, con lluvia y ventolera, para fumar rodeado de un paisaje desolador y muchas veces sin tener a nadie con quien hablar. Todo lo anterior nos remite a esfuerzo, lucha, constancia, fortaleza, cosas todas ellas muy loables pero que nadie de forma natural asociaría fácilmente con el placer.
Hay otro aspecto en el que fumar se parece a la forma en que Kant entiende la ética, pues esa lucha, perseverancia y esfuerzo se realizan por sí mismos, sin esperar premio ni recompensa. Fumar es hoy por hoy un acto desinteresado, que hubiera sido aprobado por el viejo filósofo regiomontano sin ninguna duda.
También es kantiana la idea de una recompensa no buscada pero sí encontrada en los actos que realizamos "por deber". En lo que a mí respecta, ayer lo pude comprobar, pues en las ocasiones en las que abandoné el restaurante donde me encontraba reunido con viejos amigos para entregarme a mi deber, pude librarme por unos minutos de los gritos que proferían unos malditos que, sentados en la mesa contigua, parecían empeñados en hacer realidad el tópico de los españoles gritones. Ladraban los energúmenos con toda su capacidad pulmonar intacta pues ninguno fumaba. Disputaban acerca de quién es el mejor futbolista del mundo y en esta refriega sobre las cualidades de los distintos jóvenes millonarios que merecían el galardón cada cual trataba de imponerse jugando sus bazas, entre las que por cierto no figuraba el regate seco y eficaz y sí el patadón sin complejos ni complicaciones. Ganas me dieron de zanjar la disputa con imparcialidad propinando algún botellazo certero a cada uno de los participantes en la no muy académica disputa pero considerando las complicaciones legales que mi acto pudiera acarrearme me abstuve de tan justiciera acción, no sin desear que alguno de ellos quedara siniestrado en el fragor de la disputa.
No deseo que España parezca Suiza pero tampoco veo bien que, pues hemos logrado unos espacios libres de humos, no hayamos podido conseguir unos espacios libres de malos humos.
Lo mejor de todo fue que los amigos, con esfuerzo no sé si kantiano o no pero sí con mérito, logramos mantener, pese a todo, nuestro espacio de conversación, más ingeniosa y divertida que la de nuestros vecinos, en un ambiente de cordialidad, fraternidad y buen humor.


martes, 6 de diciembre de 2016

LA MESA DE LA CONSTITUCIÓN.

Hoy, 6 de diciembre, aniversario de la Constitución, se cumplen también 38 años desde que por primera vez ejerciera el derecho al voto.



Una reforma legal del gobierno de Adolfo Suárez propició que la mayoría de edad dispuesta en la Constitución a los 18 años (hasta entonces era a los 21) se aplicara con efectos inmediatos antes de su aprobación, de tal manera que quienes teníamos ya los 18 pudimos votar. Poco agradecido yo a aquella concesión voté No a la Constitución por motivos opuestos a los que la extrema derecha de la época esgrimía. Aquellos grupos defendían el No para ser fieles a Franco y su sistema. En mi caso voté NO por no estar de acuerdo con la forma monárquica del Estado que la Constitución consagraba. En aquella época se me escapaban muchas complejidades de las que hoy soy consciente.
También se cumplen hoy 38 años desde que me regalaran la mesa de trabajo y estudio que desde entonces he usado. Era un regalo de mi abuela materna, mujer relativamente joven y con poca suerte en la vida, que moriría justo al año siguiente con apenas diez años más que los que yo ahora tengo. La mesa la encargamos en una tienda de muebles que estaba cerca de la casa de mis padres, tras votar en el colegio electoral.
Con el paso de los años la mesa se ha estropeado, no mucho, es verdad, pero sí lo suficiente como para que a veces piense en la necesidad de sustituirla por otra. Con todo, cambiar de mueble no es una decisión fácil. Puede que una mesa más moderna me parezca mejor y a la postre no me de las prestaciones que hasta ahora, mal que bien, me ha dado mi vieja mesa. Algún día tendré que cambiar de mesa pues los muebles no son eternos, pero sólo lo haré cuando llegue a la conclusión de que mi mesa es ya más un estorbo que una ayuda. De momento me sirve, aunque no sea muy bonita y no me provoque un éxtasis de entusiasmo.
Intentaré aprovecharla lo más que pueda hasta el momento en que sea oportuno cambiarla. No me precipitaré a hacerlo pero tampoco esperaré a que se caiga de puro vieja.
La mesa, como todo mueble, es un instrumento. Como tal, ni le rindo culto ni me inclino ante ella. Sólo la uso.
Si algún día decido que ya es hora de comprar otra mesa, consultaré a personas que estén más al tanto de las novedades sobre este tipo de muebles, dado que mis gustos, como es normal, han tendido a quedar anquilosados.

Pediré consejo, pero decidiré yo.

domingo, 4 de diciembre de 2016

IMPUESTOS MORALES.

Los impuestos indirectos comparten con las multas el hecho de no actuar sobre las rentas de los contribuyentes o de los infractores.
La misma será la multa por exceso de velocidad, ya seas millonario o estés a dos velas. Lo mismo ocurre con los impuestos especiales, como los que afectan al alcohol, el tabaco o las bebidas azucaradas.
Los impuestos directos, como el de la renta, deberían en principio ser progresivos y estar en función de la capacidad económica de los afectados pero todo el mundo sabe que no es así y que existen colectivos y sociedades con gran capacidad para eludirlos. El impuesto sobre la renta, gran idea de las sociedades avanzadas, tiende a convertirse en un impuesto sobre las rentas de trabajo. Los que con más justicia cumplen son los asalariados, bien controlados por Hacienda a través de las nóminas.
La última pirueta para hacer pasar como más justos a algunos impuestos indirectos es la "moralización" de los mismos, es decir, la conversión de algunos de ellos en impuestos sobre los vicios o impuestos sobre el pecado. Dado que fumar mata , beber coca cola engorda y emborracharse no es muy elegante, que paguen estos viciosos el déficit de ingresos del estado.
Hay excepciones: emborracharse con cerveza parece que no está mal, aunque dicen que la cerveza engorda, y emborracharse con vino parece que es hacer patria.
La medida del gobierno es inteligente: todo el mundo habla de los vicios y nadie habla de redistribución de la renta.

El éxito de la "moralización" de la política y la economía está asegurado.

jueves, 1 de diciembre de 2016

EL RETO DEL MANIQUÍ.

La moda que últimamente está causando furor es la del "reto del maniquí". Consiste en grabar a un grupo que permanece inmóvil, como si de un conjunto escultórico se tratara.
No sé si se trata de un homenaje que el cine rinde a la fotografía, como si la cinemática se pusiera al servicio de la estática.
El fenómeno no deja de tener su interés, pues la eficacia del cine radica en la ilusión de movimiento generada por la rápida sucesión de imágenes estáticas. La suma de momentos estáticos nos  hace creer en el espectáculo de un continuo de movimiento cuando el único hecho real es una sucesión de imágenes fijas, separadas, discretas.
En el "reto del maniquí" también se juega con una ilusión, pues la rápida sucesión de imágenes en las que los protagonistas permanecen en la misma posición nos hace creer en la permanencia de la misma imagen cuando en realidad también hay en este caso una sucesión de imágenes discretas.
No sé lo que la moda presente dará de sí. En todo caso, poco me puede impresionar pues siempre tuve la habilidad de poder permanecer muchos minutos inmóvil, sin apenas pestañear.
Antes de que se pusiera de moda esta práctica, yo era capaz de ejecutarla con eficacia.

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Hace años, siendo yo bastante jovencito, fui a visitar el Museo de cera de Madrid. Había allí representadas en cera figuras destacadas de la época y artistas conocidos por sus méritos, aunque ya no fueran populares para la mayoría del público. Recuerdo cómo al llegar a una estancia en la que en ese momento no había nadie me llamó la atención la figura en cera del gran cellista Casals. Allí estaba nuestro hombre, con su cello, la partitura, un batín y una pipa en sus labios, postura habitual del genial artista cuando practicaba en su casa. Como no había público, decidí hacer de tal, me coloqué frente al artista como si fuera parte del grupo de cera, representando a un embelesado oyente, a la espera de que alguien más entrara en la estancia. Por fin, apareció una chica que se puso a observar tanto al cellista como a mí, creyéndome parte del grupo. En ese justo momento decidí girarme de forma brusca. La chica dio un grito de horror y salió huyendo despavorida.

Poco me puede impresionar la moda del reto, como se comprenderá. 

domingo, 13 de noviembre de 2016

HOMBRES DEL TIEMPO Y ANALISTAS POLÍTICOS.

Cualquier persona que en España supere los cincuenta años recordará sin duda las burlas y befas que tenían que soportar los populares "hombres del tiempo" a cuenta de los estrepitosos errores de sus predicciones.
Tengo en mi memoria a dos de ellos en especial: Mariano Medina y Eugenio Martín Rubio. El primero de ellos era un hombre de aspecto poco imponente, como de jefe de negociado de una oficina de los años cincuenta y de voz que traslucía un carácter apocado y acomplejado. Con un puntero y un mapa de escuela rural iba señalando borrascas y marejadas a la par que formulaba sus pronósticos. El segundo, Eugenio Martín Rubio, lucía un característico bigote de la época. Su aspecto delataba una mayor seguridad.
Las predicciones de ambos se recibían con rechifla generalizada, de tal manera que cuando anunciaban sol todo el mundo se juramentaba para no olvidar el paraguas y si de frío y lluvia hablaban la tentación era la de ir al armario y sacar la manga corta.
Recuerdo una ocasión en la que Eugenio Martín Rubio alertó a los bomberos de Madrid ante el riesgo inminente de lluvias e inundaciones: hizo un día de sol radiante y de una temperatura inmejorable.
Hoy día las predicciones son muy acertadas. La meteorología dispone de instrumentos que la han hecho una ciencia muy fiable.
El papel de aquellos viejos hombres tan poco afortunados lo ocupan hoy día los especialistas en vaticinios y análisis políticos. Cuando hacen una predicción casi que se podría apostar a que el resultado va a ser opuesto a lo que ellos, sesudamente, vaticinan. Sucedió con el "Brexit", con el proceso de paz de Colombia y, ahora, con la victoria de Trump.
Se parecen también a los viejos hombres del tiempo en lo acertado de sus análisis sobre lo que ya ha sucedido. Con el mismo aplomo con que aquellos hombres se dedicaban a describir con toda exactitud la cantidad de litros por metro cuadrado que habían caído en Calahorra durante las últimas 24 horas, los analistas de ahora comentan lo ya sucedido y señalan con toda exactitud causas y motivos para explicar lo que, según ellos, se veía venir pero que ninguno de ellos vio.
No es nueva esta capacidad de los analistas de explicar el pasado y darlo por inevitable. Recuerdo perfectamente cómo en noviembre de 1989 todos hablaban acerca de la unificación alemana como de un asunto que llevaría años. Al día siguiente de la caída del muro de Berlín, todos ellos veían como un suceso inevitable lo que ninguno de ellos se atrevió a vaticinar.

Está claro que así como la meteorología sí ha entrado en el seguro camino de la ciencia, el análisis político y su capacidad predictiva están aún en la misma etapa que las predicciones de Mariano Medina.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

TRUMP.

No recuperado aún del impacto que me ha causado la victoria de semejante patán e incapaz de formular un análisis serio voy a intentar, por lo menos, dar un mensaje de aliento a mis chavales para tratar de que no sufran el agobio que a veces sienten, pues pese a todo lo que me hacen padecer son, sin duda, lo mejor de mi trabajo.
Cuando sientan desánimo o dudas sobre sus posibilidades hagan siempre este razonamiento sencillo: " si este llegó a presidente de USA yo no tengo que tener ningún problema a la hora de aprobar el Bachillerato".
Segunda reflexión en forma de pregunta: no deseo mal a nadie pero ,¿qué tal es el vicepresidente de Trump?
Tercera reflexión: no piensen bien de aquellos que dicen: "este hombre me gusta porque va de frente"; primero, porque de frente se puede ir a muchos sitios, por ejemplo, al precipicio; segundo, porque ir de frente es positivo si de una locomotora se trata pero de un hombre o de una mujer mejor es que en lugar de que vayan de frente tengan como mínimo dos dedos de frente.
Cuarta reflexión: desconfíen de quienes dicen "yo llamo al pan pan y al vino vino". Primero, porque no tiene mucho mérito ni originalidad. El toque estaría en llamar al pan lechuga y al vino lagarto. Segundo, porque habiendo tantos tipos de pan y tantos tipos de vino supone gran pobreza limitarlos a un concepto tan amplio. Los grises son los matices y en ellos está la riqueza de la vida.
Quinta reflexión: cuídense de los aficionados a cortar nudos gordianos ( esto lo arreglo yo en cuatro días). Es el camino que conduce directamente a la dictadura.
Advertencia a Europa: este señor es más peligroso para Europa que para su país. En su país tiene contrapesos que no le van a permitir hacer todo lo que promete. En la vieja Europa hay más de uno que piensa como él y que ahora va a exhibir sin complejos lo que hasta este momento solo se atrevía a sugerir tímidamente.

Con más calma ya formularé reflexiones más serias.

sábado, 5 de noviembre de 2016

LA GIMNASIA Y LA MÚSICA.

Tiene razón mi amigo Fernando Sanz Moreno cuando habla de lo mucho que ha cambiado, para bien, la asignatura de Educación Física tal como se concibe hoy en comparación con lo que por ello se entendía en los años 70.
Entonces todo se reducía a ponerse en una fila para saltar ya fuera el potro o cualquier otro instrumento de tortura. Nadie te explicaba cómo se hacía pero como siempre había algún imbécil que lo hacía bien, desde ese momento los demás no teníamos excusa pues había quedado demostrado que se podía hacer.
En el Instituto de San Isidro nos reunían a dos grupos a la hora que tocaba lo que todos llamábamos gimnasia. Para simplificar, pues no puedo recordar tras tantos años la letra de los grupos, vamos a llamarlos grupo A y grupo B. Si fallaba algún miembro del A se descojonaban los del B. Si fallaba alguno del B se descojonaban los del A. Si era yo el que fallaba se descojonaban tanto los del A como los del B. Fue en aquel momento cuando descubrí en mí la capacidad de generar consensos que luego han solido reconocerme.
Mi poca habilidad con el potro se veía compensada con creces si de correr se trataba, pues, ligerito de cuerpo como era, ahí podía cobrar ventaja dejando atrás a más de uno de los que habían participado en la algazara general ante mi mal desempeño con el potro.
Aquella asignatura no estaba dignificada. Los compañeros de Educación Física lucharon para que su asignatura se diera en las debidas condiciones.
Hoy a nadie se le ocurriría que alguien de francés o de filosofía o de historia impartiera la Educación Física.
Hay asignaturas en las que esta dignificación no se ha dado. Año tras año se entrega la asignatura de Música a personas que no distinguen una corchea de una redonda y, por supuesto, los encargados de otorgar la plaza puede que piensen que la garrapatea es un apellido vasco. Nadie daría la asignatura de dibujo a un especialista en literatura pero en España la música merece el mayor de los desprecios.
Así nos va: enemigos de la música y amigos del ruido y, sobre todo, sordos para la música y me temo que para la argumentación.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

ENCUESTAS.

Como bien decía el insigne sabio José Eulogio Ortiz de Zárate y Álvarez de Sotomayor, en las encuestas siempre aparecen reflejados tres apartados: el porcentaje de los que contestan "Sí" a la pregunta planteada, el porcentaje de los que responden con un "No" a la misma cuestión y, por último, el porcentaje siempre menor que queda resumido bajo los términos de "no sabe o no contesta".
Don José Eulogio Ortiz de Zárate y Álvarez de Sotomayor señaló, con la agudeza que siempre le distinguió, que debería añadirse un cuarto apartado en toda encuesta bajo los términos de "contesta pero no sabe".

De incluirse tal apartado tal vez se extraerían conclusiones más lúcidas que las habitualmente obtenidas cuando de interpretar una encuesta se trata, pero los expertos en estadística no acaban de ver claro cómo se podría dar satisfacción a esta sugerencia de Don José Eulogio.

miércoles, 26 de octubre de 2016

DESPERFECTO DOMÉSTICO.

Hace pocos días, mientras subía las persianas de mi casa tuve la fatalidad de ver cómo una de ellas se rompía y era imposible subirla. Enfadado ante tal contratiempo fui a subir otra pero en vez de estar atento a la operación mi mente se ocupaba en pensar qué le hubiera podido pasar a la primera persiana, con lo cual no me di cuenta de que la segunda llegaba a su tope y se me quedó clavada de tal forma que no la podía bajar.
En un minuto escaso había logrado un desperfecto perfecto en su simetría especular: una persiana bajada que no podía subir y una persiana subida que no podía bajar.
Así quedó la cosa puesto que tenía que ir al trabajo. Estuve toda la mañana dudando sobre si sería capaz de arreglar el entuerto pero cuando volví a casa y me dispuse a intentarlo todas mis dudas se me disiparon: comprendí que no era capaz de arreglar el estropicio.
No me ha quedado más remedio que recurrir a los servicios del persianero.
¿Conseguiré algún día arreglar algo? Creo que aquí también la respuesta apunta más a la certeza que a la duda pues no tengo noción de haber logrado arreglar jamás ningún desperfecto doméstico.

Me consolaré pensando que dicen que tengo otro tipo de habilidades.

lunes, 24 de octubre de 2016

"ME GUSTA".

El éxito del Facebook o "caralibro" es una muestra del fracaso, no sé si momentáneo o definitivo, de la filosofía y del triunfo de la sociología.
Decir "me gusta" es algo muy distinto a afirmar "esto es bueno" o "esto está bien" o "esto es bello".
Decir "me gusta" es constatar una reacción ante algo o ante alguien. Si digo "me gusta" , salvo que sea un fingidor, nadie me puede decir que acierto o me equivoco, pues sólo estoy diciendo eso, que algo me gusta y ya está.
Si digo que algo es bueno tendré que argumentar las razones para hacer tal afirmación, tendré en definitiva que razonar y no sólo reflejar la reacción que algo me provoca.
Para enjuiciar todo lo anterior tendré que tener un criterio, formarlo de acuerdo con algunos principios que otras personas podrán discutir.
Decir "me gusta" o "no me gusta" no es difícil en cuanto a los argumentos pues nada hay que argumentar cuando de lo que se trata es de hacer explícita una reacción. Sí que, a veces, puede requerir valor, si lo que nos gusta o nos disgusta está en contra de lo que gusta o disgusta en algún ambiente o círculo.
El gusto o disgusto no se contrapone a lo que está bien o está mal, pero debe ser lo segundo la base de lo primero.
La prepotencia, la grosería, los abusos, no están mal porque me disgusten sino que me disgustan porque están mal.
El asesinato no está mal porque esté prohibido sino que está prohibido porque es malo.
No se puede reducir todo a opinión. De ser así, no tendría sentido ninguna discusión y habría que limitarse a realizar encuestas sobre lo que gusta o no a la gente.
Eso sería la desaparición del ágora y su sustitución por el mercado.


domingo, 16 de octubre de 2016

LA ANTROPOLOGÍA DEL SEÑOR CORREA.

Dijo el otro día Correa en su declaración ante el tribunal que lo juzga que se sentía igual que aquel al que pillan copiando en un examen. Así como, según él, todo el mundo copia pero el que es sorprendido haciéndolo debe asumir las consecuencias, a él le pasó lo mismo con el robo.
Según ve el asunto Correa, todo el mundo roba pero a él le pillaron y por tanto se ve en el trance de comparecer ante un tribunal.
Hay en la afirmación de Correa tres aspectos: en primer lugar una comparación entre el robo y el estudio, en segundo lugar una generalización indemostrable (todo el mundo copia) y en tercer lugar la traslación de esa generalización al ámbito penal(todo el mundo roba).
Por último hay una asunción no de culpa sino de torpeza( a mí me pillaron y a otros no).
Una inferencia implícita en todo lo que dice este hombre es la de que el que no copia o no roba es tonto. En cuanto a su arrepentimiento, más parece un lamento por su falta de habilidad que un sincero reconocimiento de su mal hacer.
La visión que el acusado nos quiere hacer asumir es la de que cualquier comportamiento de acuerdo con criterios de honestidad ética es propio más que de la honradez de la imbecilidad.
"El que no se aprovecha es porque no puede" parece ser el mensaje que está detrás de la profunda visión antropológica de este caballero.
Pues no, señor. Ni todo el mundo roba ni todo el mundo copia ( aunque sí más de uno).
Basta con que uno solo no lo haga para que todas sus afirmaciones caigan en la falsedad.
Yo no he copiado nunca y desde luego nunca he robado a nadie. Quizá no tenga ningún mérito mi comportamiento en ninguno de los dos casos: en lo de copiar tuve siempre una buena memoria y nunca lo necesité y en lo de robar, nunca he ocupado puestos ni cargos en los que haya tenido la menor oportunidad de hacerlo. Con todo, no hay derecho a intentar difundir la idea de que todo el mundo es como el acusado parece mostrarse.
Desaparece toda idea de corrupción subsumida en unas generalizaciones acerca del género humano que no tienen más base que el deseo del acusado de presentarse no como un presunto delincuente( está en su derecho a la defensa) sino como un simple caso particular de lo que según él es lo habitual.
La consecuencia de su forma de presentarse es una invitación al público(víctima real se sus manejos) a verle no con el desprecio que merece quien nos roba sino con la simpatía que sentimos siempre hacia quien suponemos en el fondo igual que nosotros.
La jugada es hábil pero mendaz. Caer en su juego es la mayor de las abdicaciones a las que podemos sucumbir.


viernes, 14 de octubre de 2016

NOBEL DE LITERATURA.

Mucho criticar que le hayan dado el premio Nobel de literatura a Bob Dylan  cuando ninguno de nosotros reconoce lo más evidente:

es la primera vez en años que cuando conceden un Nobel de literatura no tenemos que ir a la "wikipedia" para enterarnos de quién cojones será la poetisa lituana de marras a la que han concedido el galardón y de la que todos los especialistas hablan con el mismo conocimiento que yo, o sea, ninguno.

lunes, 3 de octubre de 2016

LA MÁXIMA AUTORIDAD.

"Yo aquí soy la máxima autoridad" afirmó el otro día aquella mujer. No le fue permitido pasar del recibidor durante las dos horas en las que permaneció en la Historia.
Nuestro personaje no debería haber ignorado un principio aunque indemostrable, indiscutible: autoridad ostentada, autoridad ignorada.
Cuando alguien, y de eso algo sé, tiene que proclamar enfáticamente su autoridad es porque realmente no la tiene. En mi actividad habré dicho más de una vez: "aquí mando yo", pero siempre que tal he dicho ha coincidido con momentos en los que realmente me costaba o no podía imponer mi autoridad.
La auténtica autoridad no se proclama enfáticamente, se muestra.
Cuando hay un excesivo empeño en mostrar músculo es porque quizá no se tiene, pues el músculo se ve.
La pistola más eficaz es aquella que nunca es disparada. Cuando hay que hacer uso del arma está claro que antes ha sido ignorada su capacidad disuasoria.
Cuando gritamos, y quién no lo ha hecho alguna vez, mostramos que hemos perdido la autoridad.
No me imagino a ningún gran líder: Bismarck, De Gaulle, Churchill, Adenauer, diciendo en voz alta: "yo soy la máxima autoridad". Todos se la reconocían sin necesidad de que ellos, enfáticamente, la reclamaran.
El ridículo de quien se proclama autoridad es mayor cuanto más alta es la autoridad que se reclama. Si lo que se reclama es la máxima autoridad, el ridículo está en el mismo grado, un ridículo máximo.

Máximo ridículo, mínima autoridad, insignificancia absoluta.

sábado, 1 de octubre de 2016

ESPECTÁCULO LAMENTABLE.

En mayo de 1936 el socialista  Indalecio Prieto intentó pronunciar un mitin en la localidad sevillana de Écija. El acto acabó a tiros. Prieto tuvo que salir huyendo en coche perseguido por el fuego de ametralladoras con que le obsequiaban.
La guardia personal de Prieto, la "motorizada", tuvo que responder al fuego para proteger la vida del corpulento líder.

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INDALECIO PRIETO.



El fuego dirigido a Prieto no lo atizaba ningún grupo de falangistas exaltados. Provenía de sus propios compañeros socialistas simpatizantes de Largo Caballero.
Dos meses después, en Écija y en la mayor parte de Andalucía, las tropas del general Queipo de Llano no distinguían entre prietistas y caballeristas. Los unificaron a todos y los convirtieron en víctimas de su crueldad.
Ahora no va a pasar lo mismo en la madrileña calle de Ferraz (espero). Ya dijo Marx que la historia se presenta dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Marx hizo esa afirmación al hablar de Napoleón III respecto de Napoleón el Grande.
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FRANCISCO LARGO CABALLERO.
No voy a aquí a contar mi vida ni mi trayectoria a nadie, pues a nadie le interesa, pero a mí, persona muy sobria en cuanto a todo lo que sea manifestar sentimientos, que casi nunca expreso, casi que me dan ganas de llorar cuando veo todo esto.


sábado, 24 de septiembre de 2016

RAJOY Y LA NAVE DEL ESTADO.

Desde los clásicos como Platón ha sido frecuente la comparación del estado con una nave y del gobernante con un timonel.
También han menudeado imágenes en las que se ve al gobernante como un guía, conductor o caudillo.
Común a todas estas imágenes es la idea de alguien que está al mando para llevar una nave o vehículo de un sitio a otro.
Algunos sólo pueden llevar a su pueblo a las puertas de la Tierra Prometida, como Moisés, que no pudo más que entreverla y dejar a Josué la culminación de la obra (muchos siglos después se repitió el caso con Roosevelt, que no pudo más que atisbar la victoria de sus armas, que sólo pudo culminar su sucesor Truman).
También de Suárez se dijo que "pilotó" la transición, palabra esta última que no deja de ser una metáfora gastada, pues alude a un camino que se recorre desde un punto de partida definido hasta un punto de llegada deseado.
Ya hablemos de pilotos, de caudillos o de guías, estamos refiriéndonos a personas que dirigen, mandan.
Rajoy no encaja en ninguna de estas imágenes. Difícil es ver en él a un guía o caudillo. Ni la más poderosa imaginación podría evocar su estampa en forma de estatua ecuestre. Nadie puede ver en él al hombre que está al timón.
Con todo ha demostrado ser un hombre al que resulta muy difícil apartar del lugar que ocupa. Personas que puede que se consideren más cultivadas (Gallardón), más astutas(Esperanza Aguirre) o más experimentadas(Aznar) apenas cuentan para el  actual momento político.
Rajoy, como el "Yo Claudio" de Robert Graves, es un superviviente en un nido de serpientes en el que los más hábiles sucumben y los que se mantienen lo hacen a base de disimular sus ambiciones y posibilidades.

Nadie como él ha sido tan capaz de justipreciar las ventajas del corcho frente a las de la más equipada embarcación.
Rajoy no pilota ninguna nave. No gobierna.

Rajoy flota.

sábado, 10 de septiembre de 2016

DISCRIMINACIÓN POR PARTE DE LAS AUTORIDADES SANITARIAS.

Leo una información según la cual las autoridades sanitarias de York han decidido discriminar negativamente a los pacientes que sean obesos o que sean fumadores.
De estas dos características participo de la segunda pero no de la primera. Ciertamente no soy obeso aunque sí adicto a la nicotina.
Con todo, creo que los dos casos tienen su defensa. Mi ya conocida teoría de los gordos y flacos sostiene que los gordos viven más, por cuanto ocupan más centímetros cúbicos con su cuerpo que los flacos y por tanto, llenan más vida con su cuerpo que estos últimos, si no a lo largo sí a lo ancho. Dado que el espacio es tan digno de consideración como el tiempo, se puede afirmar que lejos de ser un daño para la vida, los gordos la llenan más y de un forma más plena, pues la poseen de forma instantánea más que sucesiva. Por ello  gran injusticia me parece su discriminación por parte de las autoridades sanitarias de York.
En cuanto a los fumadores, tampoco deben ser recriminados dado que con su hábito van a vivir menos y por tanto no van a cargar al estado con el peso del exceso de población de las clases pasivas.
Si, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, es un problema económico grave la prolongación de la esperanza de vida y el aumento de la carga económica que conlleva, los que fumamos contribuimos a aligerar tal carga y somos por ello merecedores de elogio más que de reproche.

Por todo lo anterior, considero que las autoridades sanitarias de York no han sido sagaces y han incurrido en una evidente falta de visión a largo plazo.

domingo, 4 de septiembre de 2016

PROPUESTA PARA DESBLOQUEAR LA SITUACIÓN POLÍTICA.

Ante la actual situación de bloqueo político y vista la falta de un horizonte claro de solución, con la amenazante perspectiva de unas elecciones en el día de Navidad o en días próximos a tan entrañables fechas se me ocurre que se podría ver en tal eventualidad una posibilidad de solución.
Se podría aprovechar el hecho de que en tales fechas se realiza el tradicional sorteo de lotería para recordar que ya, desde los griegos, no era sólo la votación el sistema para otorgar cargos. También existía la asignación de cargos por sorteo.
Mi propuesta consiste en reunir en un solo acto el sorteo de lotería con la elección legislativa mediante sorteo.
Habría un bombo donde se pondrían las bolas de los distintos partidos y coaliciones electorales y otro bombo donde se depositarían las bolas indicando el número de escaños correspondiente.
Los niños de San Ildefonso, con sus vocecitas infantiles irían extrayendo las bolas de partidos y sus correspondientes premios.
Por ejemplo: partido A 176 escaños. Partido B 80, y así hasta completar los 350.
El sorteo sería breve y no entorpecería el desarrollo del esperado sorteo de lotería.
En la mesa de comprobación podría estar Ángel María Villar, eterno presidente de la federación de fútbol, para dar una sensación de estabilidad, el cual volvería a leer de forma solemne el resultado: partido A 176 escaños.
El rey descansaría por fin de sus fatigas y podría encargar al líder del partido A el intento de lograr la investidura.

La base de todo sorteo es la suerte y, por tanto, el ganador sería con toda seguridad Rajoy.

jueves, 4 de agosto de 2016

INCENDIO EN LA PALMA.

Según las últimas informaciones, el incendio que está afectando a la isla de La Palma tiene como causa inmediata a un ciudadano alemán que, apremiado por una necesidad natural, satisfizo la misma en pleno monte y, educado él, decidió quemar el papel higiénico de que se había servido para no dejar expuesta semejante inmundicia.
Ignoramos si el ciudadano en cuestión segregó mucha o poca materia fecal, pero en todo caso la consecuencia no es otra que una gran cagada cósmica.
No sabemos si habrá quedado satisfecho. Si la satisfacción es la resultante entre el empeño puesto y el logro obtenido, sin duda el esfuerzo realizado por nuestro hombre ( no sabemos si mucho o poco) se ha visto compensado.
De no ser porque un monte se ha quemado y una vida humana se ha perdido, el caso se prestaría a la burla y al escarnio.
En ocasiones se nos olvida que las cosas son reales, no virtuales. No todo marcha por medio de wifi. La mierda es la mierda, el fuego es el fuego, el viento es el viento y la estupidez es la estupidez.
A veces da la sensación de que vivimos en un mundo de dibujos animados, donde alguien cae desde siete pisos, ve unas cuantas estrellas y en la siguiente escena ya está recompuesto como si nada hubiera ocurrido.
Sólo cuando algo irreparable ocurre nos percatamos de una de las pocas evidencias que tenemos: la irreversibilidad del tiempo, que hace que una catástrofe pueda ser lamentada pero nunca aniquilada, como si no hubiera sucedido.


miércoles, 3 de agosto de 2016

DON TANCREDO POR ACTIVA Y PASIVA.

"No apoyaremos a Don Tancredo ni por activa ni por pasiva" dicen últimamente distintos representantes políticos.
Supongo que cuando mencionan "activa" y "pasiva" se refieren con ello a la voz activa y a la voz pasiva del verbo, si es que saben lo que es un verbo.
En todo caso, se puede apoyar por activa pero por pasiva lo único que cabe es ser apoyado.
La Iglesia Católica, que no en vano tiene muchos siglos de existencia, dice que se puede pecar por acción y por omisión, y sin entrar en discusión acerca de lo que es pecado aciertan con lo que quieren decir.
Los representantes políticos deberían decir: " no apoyaremos a Don Tancredo ni por acción ni por omisión". Si así hicieran transmitirían de una manera más correcta la idea de que ni con su concurso ni con la negación del mismo apoyarían a Don Tancredo.

Mejor es referirse a la acción y a la omisión y no meterse en líos con la voz activa y la pasiva, sobre todo porque en cuanto a pasividad Don Tancredo ha demostrado ser un maestro en todos los órdenes y siempre ganará en este terreno a cualquiera que se le ponga por delante.

viernes, 22 de julio de 2016

DISYUNCIÓN POR COJONES.

Se está poniendo de moda la siguiente expresión :
Tenéis que hacer esto “sí o sí”.
Lo dice el jefe a su subordinado, el padre a su hijo, el profesor a su alumno.
La expresión no deja de ser curiosa. Vista desde la lógica es un ejemplo de disyunción.
En lógica lo más frecuente que nos encontramos es la llamada “disyunción inclusiva". Como es sabido, en una disyunción inclusiva sólo el resultado es falso cuando son falsas las dos proposiciones que intervienen, en todos los demás casos, la disyunción será verdadera.
Por ejemplo, si yo afirmo: Cipriano es tonto o idiota, esta disyunción se cumple si se da el caso de que sea tonto y a la vez idiota, que sea idiota pero no tonto y que sea tonto pero no idiota.
Sólo cometería error y mi afirmación sería falsa si diciendo que Cipriano es tonto o idiota, resultara que no fuera ni lo uno ni lo otro ( ciertamente los que sí serían tontos e idiotas serían sus padres por poner tal nombre).
En castellano "o" a veces no tiene este valor inclusivo. Por ejemplo, un juez que emita sentencia sólo puede declarar al acusado culpable o inocente. Este sería un ejemplo de lo que en lógica se denomina "disyunción exclusiva".
¿A qué tipo de disyunción estamos aludiendo cuando decimos: " tenéis que hacer esto sí o sí"?
En verdad no estamos ante una disyunción sino ante una orden disimulada. Se presenta en forma de disyunción lo que no es más que una forma elegante (aunque tampoco mucho) de decir:"tenéis que hacer esto obligatoriamente". Otra forma más castiza de expresar la misma idea es : "tenéis que hacer esto por cojones".
Por tanto, si hubiera que catalogar esta disyunción habría que buscar una nueva denominación, la de la disyunción por cojones, que junto con la disyunción inclusiva y la exclusiva, completarían el cuadro de disyunciones disponibles para la persona que argumenta.

La disyunción por cojones también se podría denominar disyunción hispana, dada nuestra afición por mentar tales adminículos como refuerzo de lo que pretendemos hacer pasar como argumentos.

sábado, 11 de junio de 2016

PEDRO SÁNCHEZ Y SU COCHE.

La he vuelto a escuchar. La puta manía, cuando de gente famosa se trata, de confundir el hecho de conducir un vehículo con la propiedad del mismo.
" Pedro Sánchez llegó al acto conduciendo su propio coche". ¿ Acaso lo habitual es que Sánchez conduzca los coches de los demás?
Basta con decir "Sánchez conducía" o "Sánchez iba al volante", pero no, si alguien es famoso y conduce, se le atribuye no sólo tal actividad sino la propiedad del vehículo.
Sea o no suyo el vehículo, el hecho cierto es que la hostia se la va a llevar de todas formas. La valoración del accidente no la hago, me la reservo. Cada cual tendrá su opinión y sacará sus consecuencias.

Todos nos vamos a dar una hostia, pero cada uno se llevará su propia hostia.

miércoles, 25 de mayo de 2016

PROGRAMACIONES ESCOLARES.

Los programas de las asignaturas guardan cierto parecido con las viejas radios de mi niñez y con el velocímetro de mi primer coche, un dos caballos.
Si alguien pudiera cumplir de verdad lo prometido en la programación saldrían los alumnos con una sabiduría ante la que palidecerían los siete sabios de Grecia y todos los sabios que en el mundo han sido.
Las viejas radios permitían que en el dial uno moviera la aguja para sintonizar con ciudades como París, Roma o Berlín, cuando lo cierto era que se pusiera donde se pusiera la aguja sólo se escuchaba la emisora local, a veces con dificultad.
Mi velocímetro indicaba una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora, pero apenas ponía mi vehículo a 90 las vibraciones eran tales que daba la sensación de que el coche se iba a descomponer ( cosa, por cierto, que acabó sucediendo el día en que tras tirar del freno de mano me quedé con este en la mano haciendo real en su literalidad su nombre).
Las programaciones están llenas de objetivos ambiciosos, espíritu crítico, capacidad de análisis, conocimiento pormenorizado de los detalles, pero a la hora de la verdad pasa como con la radio o el coche: no oyes nunca la emisora de Roma o Berlín y tampoco pasas nunca de 90.
Bonitas quedan, eso sí, al igual que hacía mucha ilusión ver lo de París o Roma y lo de 160.
A los inspectores también les hace ilusión. Que el coche no corra les da igual pero no se te ocurra decir que el coche no corre porque entonces te martillearán hasta que digas que sí, que corre mucho.
Si alguien se siente satisfecho con que en su velocímetro aparezca la velocidad de 160, tampoco hay que disgustarle. Cada uno es feliz con lo que quiere o puede.


sábado, 14 de mayo de 2016

DISCURSO DE GRADUACIÓN 2016.

Con la de hoy nueve son ya las veces en que he tenido la oportunidad de dirigir a los alumnos de Segundo de Bachillerato el discurso de despedida, en cierto modo la última lección que les voy a impartir.
La primera vez en que tuve oportunidad de dirigir unas palabras a los alumnos de segundo de bachillerato fue en el año 2007 en un acto que tuvo lugar en el patio del instituto en un día en que la lluvia estuvo siempre amenazando con hacerse presente y dar al traste con todos los preparativos de la celebración. Con posterioridad, desde el año 2009 y hasta hoy he tenido el privilegio de poder dedicar a los alumnos unas palabras en este recinto del teatro Joan Manuel Serrat.
Se comprenderá con facilidad que haría falta mucha imaginación, y la mía no es muy caudalosa, para decir algo nuevo e intentar no repetirse.
Con todo, y contando con las limitaciones que acabo de reconocer, tampoco debiera ser un problema para mí dirigir estas palabras pues se supone que aunque el profesor es el mismo no es el mismo el público, pero, no es cierto. Por una lado no faltan casi nunca hermanos mayores que acompañan a algún alumno que hoy se gradúa. Tampoco faltan los que podríamos llamar especialistas en graduaciones, alumnos que debido al cariño que sin duda sienten por nuestro centro, han decidido permanecer en sus aulas más tiempo que el que en un principio estaba previsto. Por último, mis compañeros los profesores que ya en cursos anteriores han asistido a esta ceremonia pueden prever con facilidad el curso de mis palabras.
En definitiva, no tengo escapatoria y necesariamente resultaré repetitivo.
Tampoco hay que preocuparse en exceso por ello, pues al fin y al cabo, y puesto que de una última lección se trata, qué mejor que mostrarme como he sido siempre, repetitivo y machacón con mis indicaciones y consejos.
Si bien asistimos a una ceremonia que se repite cada año, cierto es también que cada promoción tiene un estilo, una personalidad distinta. En lo que a vosotros se refiere, creo no equivocarme y no disentir de mis compañeros si afirmo que habéis constituido un grupo de personas con las que ha resultado grato trabajar. Habéis destacado algunos de vosotros en asignaturas de muy distinto carácter, desde las matemáticas a la Educación Física. Hemos tenido la satisfacción de ver cómo un alumno nuestro ha sido premiado a nivel nacional en una prueba en la que había que acreditar extremada competencia. También hemos tenido alumno que ha sido calificado con diez en todas las materias. Sé que muchos de vosotros habéis colaborado con generosidad en actividades solidarias.
 Cada uno de vosotros tiene su forma especial de ser, de estudiar, de trabajar. Habéis mostrado el suficiente saber hacer como para utilizar vuestras capacidades sin mostrar por ello suficiencia y desprecio hacia el profesor, por más que soy consciente de que alumnos que hoy me están escuchando tienen sin duda más altas capacidades de las que yo tuve como estudiante, pese a que  siempre fuera considerado como un buen estudiante por mis profesores.
Dicho de una manera más franca o coloquial: aquí hay alumnos con mucha más inteligencia que la mía ( punto este último que no ofrece mucha dificultad) que sin embargo han intentado ser receptivos a lo que yo les pudiera transmitir.
Habéis sido humildes en el buen sentido de la palabra. Hay una humildad negativa, resentida, la humildad de quien no tiene más remedio que ser humilde. Es esa la humildad a la que se refería un filósofo alemán gruñón y malhumorado cuando sostenía que hay personas que son humildes porque no pueden ser otra cosa. En vuestro caso no ha sido así: habéis estado dispuestos a seguir al profesor sabedores de que con independencia de las capacidades que cada uno de vosotros tiene, el profesor tiene algo que aportaros por cuanto ha sabido las cosas antes que vosotros, ha nacido antes, ha tenido alguna experiencia que quizá no sea desdeñable.
A la mayor parte de vosotros os conocí en segundo de la ESO.
A lo largo de estos años os he podido seguir debido a que casi siempre he tenido que impartir alguna materia aparte de la específica de filosofía: ciudadanía, ética.
Cuando os conocí erais bastante niños. Ahora sois personas muy jóvenes, pero desde luego ya no sois niños. Ni siquiera adolescentes, por más que nuestra sociedad parece empeñada en prolongar la adolescencia casi hasta la edad de jubilación, que vistas las perspectivas de retraso de la misma, pueden hacer de la adolescencia algo perenne.
Ha habido alumnos más interesados por los estudios que otros, como es lógico. Los ha habido más tranquilos y más inquietos. No ha faltado algún que otro alumno con tendencia al agobio, alguno al que si le preguntabas por algún examen que hubiera realizado, te respondía siempre que lo había hecho muy mal, que se le había olvidado poner esto y aquello y yo, siempre que lo escuchaba lamentarse de tal manera pensaba: sacará un  nueve o un diez, y así era.
He visto cómo las nuevas tecnologías, que ya no son tan nuevas, se han incorporado con naturalidad a vuestra forma de hacer. El teléfono móvil se ha convertido en compañero imprescindible, casi en parte de vuestro cuerpo, para desesperación y enojo nuestro. Lo virtual es casi más real que lo tangible. Con todo, este año he observado con curiosidad y no poca admiración cómo alguno de vosotros ha iniciado un regreso de lo virtual hacia lo real. Antes era fácil advertir cuándo un alumno estaba haciendo uso de su teléfono móvil. Este año he asistido a la insistente dedicación que alguno de mis alumnos ha tenido con un cubo que constantemente estaba componiendo, descomponiendo y volviendo a componer, en una especie de suplicio de Sísifo voluntario. Si tal empeño proporciona placer, no seré yo quien lo critique.
He tenido a mi cargo personas calladas y personas habladoras, alguna que no callaba nunca y que nunca reconocía que hablaba. No faltaba quien dijera: ¡siempre me llamas la atención a mí! Yo en estos casos no dudaba y respondía: ¡te tengo manía!
Este año hasta recibí un regalo, un clavel, por parte de un alumno, gesto que yo agradezco tanto por lo que tiene de generoso hacia mí como por ser el único regalo que he recibido en casi treinta años de labor.
¿ Qué os hemos enseñado? Siempre está presente la pregunta por la utilidad de los estudios. Probablemente en cualquier materia el profesor se ha visto requerido por vosotros a responder acerca de la utilidad de sus enseñanzas. En el caso de mi especialidad, filosofía, la pregunta aparece desde el primer día con una importante diferencia: el resto de días me acompaña, siempre tengo que responder a cuestiones del tipo de :"para qué sirve esto, lo otro, lo de más allá". Intento siempre responder de la mejor manera aunque confieso que en ocasiones me llego a enfadar y respondo cosas del estilo de : "sirve para aprobar ".
La enseñanza trata de transmitir conocimientos y habilidades. A mí me gustaría que los alumnos alcanzaran el grado de madurez que lleva a transitar de la pregunta acerca de para qué sirve algo a la pregunta acerca de qué es ese algo que tratamos de enseñar.
El nivel de la enseñanza media resulta por fuerza esquemático. Siempre hay algo de simplificación en los planteamientos que realizamos para mostrar algo nuevo, simplificación no debida a falta de profundidad o rigor por parte del profesor sino a la necesidad de proporcionar un primer acercamiento a los distintos conocimientos. Yo he insistido mucho en que debéis tratar de superar lo que os decimos, que los esquemas que utilizamos son eso, esquemas, como escaleras que deberíamos abandonar una vez que hemos accedido al nivel superior.
A veces tengo la sensación de que muchos estudian más que cosas páginas, lo cual hace del estudio algo poco grato.
Cuando cada uno de nosotros explica algo, ya sea de física, matemáticas, historia, filosofía o cualquier materia, se apoya en un material específico, pero lo ideal debería ser apuntar con la mente a la cosa que mienta el material, trascender el instrumento y elevarse hacia las cosas
Napoleón, Kant, la termodinámica, son cosas en las que hay que pensar, no son la página 87 o la 41.
Si limitamos el estudio a la memorización de la página estamos de hecho copiando, en este caso algo grabado en nuestra mente que desaparecerá rápidamente de nuestro acerbo en cuanto no nos sea requerido tal conocimiento. Ciertamente es más loable esta forma de copiar, por cuanto tras ella hay un indudable esfuerzo, que la copia ilícita de una nota escrita, tras la cual lo único que hay es engaño, pero ninguna de las dos maneras son un buen camino para hacer nuestros los conocimientos.
Sin duda en estos años ha habido más de un aspecto del Centro que no os ha resultado grato. Ello es inevitable. En un centro conviven muchas personas y es difícil que todo el mundo esté de acuerdo con todas las normas. Yo tampoco lo estoy pero esa circunstancia también se dará en vuestro futuro laboral, probablemente con mayor crudeza. Convivir es exigir pero también es transigir y adaptarse dado que no existe el centro ideal.
También ha habido momentos difíciles, de tensión, de enfado, muchas veces de malentendidos. Ello también es propio de una comunidad viva.
Algunas veces podemos haber sido nosotros, los profesores, los que hemos estado desacertados, en otras ocasiones podéis haber sido vosotros los que no habéis acertado en vuestro modo de conduciros.
Yo creo que, con todo, estos años pasarán a formar parte de vuestros mejores recuerdos.
A partir de hoy iniciáis un nuevo camino. En principio debiera ser un camino más llevadero por cuanto se supone que vais a realizar estudios más acordes con vuestros intereses. Con todo, a partir de ahora también va a ser mayor la presión que vais a sentir para no desaprovechar vuestros estudios. Ya no es la misma la edad y tampoco la despreocupación de la que a veces más de uno se ha dejado llevar. Estudiar es una oportunidad pero también una exigencia. Los años pasan y el tiempo no aprovechado se venga en forma de reproche o remordimiento cuando alguien no está poniendo el empeño necesario para salir adelante.
El paso del colegio al instituto supuso una mayor libertad, que puede que a más de uno le costara asimilar, pues la libertad nos da una mayor dignidad pero también una mayor responsabilidad.
Esa libertad se va a ver incrementada a partir de ahora. Estáis acostumbrados a una disciplina escolar, en la que existe un control de faltas, un tutor, unos padres que se hacen presentes más de una vez para interesarse por vuestros progresos. A partir de ahora vais a ser vosotros los que vais a cincelar vuestra trayectoria. Vais a tener que dar el paso desde una disciplina escolar a una disciplina académica.
Vais a tener que ser autónomos, situación ésta mucho más digna pero también mucho menos confortable.
La mayoría de vosotros o bien sois mayores de edad o bien estáis próximos a serlo. La mayoría de edad permite obtener el carnet de conducir, votar pero sobre todo, la auténtica mayoría de edad, como dijo otro filósofo alemán, consiste en la capacidad de usar de nuestra razón por nosotros mismos, de atreverse a pensar y atreverse a saber, sin buscar fórmulas o recetas que sustituyan al auténtico ejercicio de nuestra razón.
Esa es la mayoría de edad digna de tenerse en cuenta y hacia la cual os hemos intentado dirigir durante estos años.
Antes me pregunté: ¿qué es lo que os hemos enseñado? Justo es preguntarse también: ¿qué nos habéis enseñado vosotros a nosotros?
La respuesta es difícil por cuanto  yo no soy quien para responder por mis compañeros. También es difícil porque ya no se pregunta por algo concreto, por una materia, un conocimiento, una habilidad. Lo que sí puedo decir es que el trabajo de profesor no se parece a ningún otro. Nosotros nos mantenemos siempre en contacto con personas pertenecientes a un grupo de edad con el que la mayor parte de gentes pierde el contacto una vez abandonada la primera juventud. El padre, la madre, siempre guardan la misma distancia de edad respecto de sus hijos,  se van haciendo mayores y sus hijos también.
Nosotros nos hacemos mayores pero nuestros alumnos tienen siempre la misma edad. Vamos año a año perdiendo nuestras energías, quién sabe si también la ilusión, pero nuestros alumnos ahí están, siempre jóvenes y con sus energías intactas. Vosotros sois un espejo que no cambia, que nos devuelve cuando nos miramos en él al joven que un día fuimos. No nos engañamos, sabemos que ese joven ya no está en nosotros pero también sabemos lo que de ilusión y fuerza puede haber en ese joven y ese conocimiento nos mantiene vivos, nos presta a través de ese espejo imaginario y por tanto doblemente virtual la energía y la fortaleza necesarias para tratar de no defraudar en exceso la ilusión de ese joven.
Su imagen nos desconcierta, nos increpa acusándonos por nuestro escepticismo fruto de muchas batallas perdidas y de muchas ilusiones abandonadas pero esa imagen también nos exige que no abandonemos, que no nos dejemos llevar de la desesperanza. No es poca la enseñanza que de vosotros podemos recibir.
Vuestros recuerdos más vivos, fuera ya del estricto marco de vuestros estudios, coinciden con unos años de crisis muy aguda, de la que no podíais ser conscientes del todo en sus inicios puesto que la misma coincidió con vuestra infancia. De lo que sí sois conscientes es de sus consecuencias: un mundo mucho más hostil en el que os vais a tener que abrir paso. Los derechos que tenemos, los que conservamos, no se adquirieron por graciosa concesión de nadie, se adquirieron luchando. Luchando se mantendrán y sin lucha se perderán y vosotros sois los que vais a tener que luchar pues nadie lo va a hacer por vosotros.
Como es habitual en los últimos años, en este se conmemoran aniversarios y centenarios.
Se celebra el aniversario del más ilustre escritor en lengua inglesa, también el del más ilustre escritor en lengua española. De estas celebraciones puede que tengáis noticia y que os hayan hablado de las mismas.
También en este año, 2016, se cumplen ochenta del inicio de nuestra Guerra Civil. Si se me permite una nota personal, he de decir que en el transcurso de aquel desdichado conflicto fue movilizado para ir a la guerra mi padre, entonces de edad de 17 años, la misma que alguno de vosotros tiene hoy.
Hace cuarenta años, en 1976 era yo alumno del Instituto de San Isidro. Eran los tiempos en que se iniciaba en España la transición. Esos tiempos los tengo en mente como algo lejano pero a su vez perfectamente recordado. Entonces a mí me parecía que los hechos de la guerra civil eran algo remoto en el tiempo. Ahora, que poseo una visión real y no estudiada de lo que son cuarenta años, me doy cuenta de que para la gente que entonces tenía mi edad el recuerdo de la guerra era algo muy real, como muy real es para mí acordarme de los personajes que en aquella transición destacaron.
Los jóvenes de entonces queríamos el cambio inmediato, radical, sin matices. Nuestros mayores, que sabían muy bien de lo que estaban hablando, aconsejaban por el contrario prudencia, querían avanzar pero a su vez tenían un miedo que nosotros no podíamos compartir porque no se comparten experiencias que no se han vivido.
Ahora vivimos también momentos de incertidumbre. Yo estoy en la misma situación ahora que aquellas personas mayores de entonces a las que no acababa de comprender del todo. Vosotros puede que a su vez tengáis unos deseos de cambio profundo en las cosas. Bueno sería que fuéramos capaces de armonizar la experiencia con el impulso para avanzar sin arriesgar los acuerdos mínimos de convivencia sin los que la paz no es posible.
Por fortuna parece muy improbable que se pudiera dar hoy día entre nosotros algo parecido a la vergüenza de la guerra civil. Es necesario para poder vivir pasar la página pero también es necesario que la página que pasemos la hayamos leído bien y la tengamos bien estudiada.
La guerra de las armas fue terrible pero debemos aprender de ella a desterrar la guerra de las palabras, a no confundir la discrepancia con la enemistad, a admitir al diferente no como una molestia o como una nota exótica sino como alguien que tiene su propia experiencia de la que podemos aprender. Debemos saber valorar lo que tenemos, trabajar para superarlo y no despreciarlo. Hoy los chavales de 17 años están en los pupitres y no en las trincheras.
Deberíamos superar la tolerancia e ir francamente hacia el respeto, pues se tolera lo que no hay más remedio que soportar pero se respeta a las personas, que son nuestros semejantes.
A partir de hoy nuestros caminos se separan, queramos o no. Es frecuente que los alumnos prometan alguna visita al centro, pero inevitablemente estas visitas se irán espaciando hasta desaparecer. Vivir también es despedirse.
Los intereses de estudio o laborales os absorberán y poco a poco la que ha sido vuestra segunda casa durante seis años irá quedando arrinconada y a nosotros, que tal vez vierais en algún momento como pesadillas que no desaparecían nunca de vuestras visiones, nos iréis olvidando también, urgidos por vuestras preocupaciones más inmediatas.
Cuando pasen los mismos años que los que me separan a mí de mis años de estudiante de instituto, si en algún momento giráis la vista atrás, cuando ya alguno de nosotros, los más veteranos, no estemos para poder saberlo, espero que consideréis  que algo de bueno os llevasteis a vuestro equipaje y que, con el paso del tiempo, el recuerdo que os quede sea el de unos años gratos y ojalá que no perdidos.
Creo que puedo hablar en nombre de mis compañeros si digo que cada uno de nosotros ha intentado ejercer su trabajo de la mejor manera y con la mayor honestidad y en nombre exclusivamente mío digo que si no lo he hecho mejor es simplemente porque no he sabido.
¡Larga vida a la promoción 2010-2016!