martes, 19 de diciembre de 2017

EL PIANISTA Y EL MOZO.


Hace ya unos cuantos años, en un documental sobre el gran pianista polaco Arthur Rubinstein, me llamó la atención una afirmación. Según decía Rubinstein, cuando estaba ensayando en la habitación del hotel, si en ese momento entraba el mozo del hotel, notaba que ya no estaba tocando para él mismo sino que, sin que pudiera evitarlo, empezaba a tocar para el mozo.

Arthur Rubinstein.

La presencia de un público, sea este pequeño como en el caso del mozo, sea el gran público de la sala de conciertos, provoca que el intérprete ejecute de manera distinta a como lo hace cuando sabe que nadie está escuchando.
Otro gran pianista, el canadiense Glenn Gould, abandonó desde muy joven las actuaciones en público y se dedicó de manera exclusiva a tocar en los estudios de grabación, no por miedo al público sino para evitar la distorsión que inevitablemente se produce al saberse directamente observado.

Glenn Gould.


Yo, que no soy pianista, aunque durante muchos años sí que he tocado para mí mismo, no he sentido esa sensación de tocar para otro pues nadie se ha molestado gran cosa en escucharme, con toda razón, por otra parte.
Con todo, sí que he tenido que hablar en público, pues gran parte de mi trabajo cotidiano consiste en eso. La costumbre de hacerlo hace que no me preocupe en exceso por el efecto de mis palabras. Nadie me graba y, por lo tanto, hablo con despreocupación.
Hace años, a petición de unos padres, tuve que acceder a que mis palabras fueran grabadas dado el caso de que su hija padecía una discapacidad auditiva. Yo accedí de buen grado a la petición que los padres de esa alumna me hicieron pero, con todo, no dejaba de sentirme incómodo, no hablaba con naturalidad, me abstenía de ciertas bromas al pensar que mis palabras iban a quedar registradas. Quizá el resultado fuera positivo al prohibirme a mí mismo las tonterías que despreocupadamente suelo decir , pero nunca dejé de sentirme molesto.
Las conversaciones por teléfono sólo se graban cuando hablamos con una compañía y esta nos advierte de ello. También se graban si el juez lo ordena.
Nadie ha grabado los discursos que dirijo cada año a los graduados. Mejor así: lo que está pensado para una ocasión rara vez supera las circunstancias de tiempo y lugar. Sólo los más grandes oradores consiguen que sus palabras adquieran un halo de intemporalidad.
Cuando yo desaparezca también mi voz se irá para siempre. Puede que alguien la recuerde con cariño. Eso será suficiente aunque a mí poco me ha de importar.


domingo, 17 de diciembre de 2017

RUFIÁN CONTRA BORRELL.

Gabriel Rufián (nombre no merecido y sin apellido pues en lugar de tal tiene un adjetivo calificativo) se ha permitido atacar a Josep Borrell.
Las diferencias en lo que respecta a inteligencia, cultura y talento son tan notorias que hacen que el envite del primero produzca más risa que enfado. Me recuerda a aquel momento de los años sesenta en que Albania retó militarmente a la URSS.
Con todo, la falta de inteligencia de Rufián, más que debilitar a su adversario, lo fortifica. Hace años que los socialistas catalanes perdieron el sentido de la geometría y se adentraron en los vericuetos de las transversalidades de todo tipo. El resultado a la vista está.
Josep Borrell, mente geométrica donde las haya y amante de la línea recta, nunca encontró el apoyo sincero de su partido, que no lo supo utilizar y que nunca lo apreció.
Sigue sin hacerlo. Cosecha el aplauso de quienes nunca lo votarán y es ignorado por quienes quizá podrían hacerlo.
La invectiva del triunfador de la redes no ha hecho más que situar en primer plano a quien suele acertar en sus análisis y ocultar de paso las equivocaciones y erráticas posiciones de los que oficialmente dirigen el partido de Borrell.
Una vez más queda demostrado que el llamado "estilo Rufián" no es tal estilo sino la cifra de sus deficiencias.

Rufián es un deficiente en su sentido más técnico: dícese de quien tiene profundas carencias.

martes, 12 de diciembre de 2017

VISIONES DEL INFIERNO.

Cuando era pequeño conocí a un pastor protestante de Pensilvania que tenía una visión del Cielo muy peculiar. Según él contaba, el Paraíso se lo imaginaba como un lugar lleno de cascadas de Coca-cola. A mí, que me gustaba, y mucho, la Coca-cola, tal visión me reforzaba en el empeño de seguir siendo el niño bueno que todo el mundo afirmaba que yo era para, de ese modo, garantizarme el premio eterno en el Paraíso.
Ahora que ya no soy niño y puede que no sea bueno, tal visión no me refuerza para mejorar mis acciones en este mundo. No tengo un idea cierta del Paraíso pero, por el contrario, sí que soy capaz de imaginarme el infierno.
Para mí el infierno se me presenta bajo el aspecto de una reunión de evaluación sin fin. Creo que podría soportar las llamas pero una reunión de evaluación que no tuviera término sí que conseguiría, de creer en ella, que me esforzara con la mayor de mis energías para no ser merecedor de tal condena.
Sólo hay algo que me produce más terror: una reunión de claustro que no tuviera fin.

Un infierno que consistiera en escuchar para toda la Eternidad las canciones de Julio Iglesias no me lo imagino pues por implacable que sea la justicia divina, su bondad no lo hace concebible.

domingo, 10 de diciembre de 2017

EL PELIGRO DE LOS PELMAS.

Todos hemos tenido que convivir con pelmas.  La experiencia suele tener unas características comunes: en un principio conocemos a alguien del que, poco a poco, vamos observando que tiene unos rasgos que nos lo muestran como pesado, chiflado u obseso. Al principio procuramos soportar la convivencia con nuestro conocido pero poco a poco se nos muestra como insoportable y procuramos huir. Hasta ahí, el hecho no tiene especial relevancia. Esperamos que diga su tontería o efectúe su comportamiento estrafalario y después criticamos con severidad su proceder.
Lo malo viene cuando, sin apenas darnos cuenta, el pelma nos "vampiriza". De intentar huir pasamos casi a desear que diga una tontería o cometa una estupidez para poder criticarlo. Hemos pasado de censurarlo a desear que actúe según su costumbre, de tal manera que el día en que se comporta de forma razonable, lejos de alabarlo, nos sentimos defraudados.
En mis años jóvenes, durante un viaje de fin de estudios a París y Londres, tuvimos que convivir con un pelma que pasó de ser objeto de nuestra aversión a objeto de nuestra diversión. Deseábamos que hiciera y dijera las tonterías a que nos tenía acostumbrados para, de ese modo, mejor burlarnos de él.
Este hombre fue objeto de una cruel broma por mi parte, sólo explicable por la inconsciencia juvenil que entonces me dominaba: en un paseo por Londres, aprovechando la facilidad que siempre he tenido para hablar sin que se sepa si lo hago en serio o en broma, conseguí convencer a mi compañero, hombre limpio y pulcro por demás, de que olía a sudor. Mis palabras, ratificadas por quienes me rodeaban, hicieron que el chico abandonara el paseo, se fuera al hotel y se duchara a conciencia. Cuando llegamos, el olor a jabón era perceptible en toda la planta.
Nunca me he perdonado aquel pecado de juventud, que en su momento dio lugar a prolongadas chanzas.
Voy a procurar que los pelmas no me vampiricen y por ello, voy a procurar, desde hoy, no volver a hablar de Puigdemont, pues me estoy dando cuenta que el personaje está consiguiendo que en vez de criticarle por lo que a mi juicio merece, esté deseando que cometa una estupidez para poder criticarlo.

La mejor defensa contra los pelmas es criticarlos, pero no desear que sigan con su actuación. De lo contrario, habrán conseguido su propósito: que estemos deseando que actúen. Sería su triunfo y nuestra derrota: hacer de ellos actores y de nosotros espectadores, olvidando que son políticos y nosotros críticos.

domingo, 3 de diciembre de 2017

CONFUSIONES TEOLÓGICAS.

Hay expresiones que, aun cuando parezca que tengan significado parecido, usadas de forma equivocada pueden provocar estupor.
Hace ya algunos años, estando yo dando clase, unos alumnos se dirigieron a mí y me dijeron: "¡el profesor de historia dice unas cosas más raras! .El otro día se enfadó con nosotros y empezó a gritar ¡Dios existe!" Yo les dije, "vamos a ver, ¿no diría más bien ¡vive Dios!?Sí, sí, eso es lo que dijo". Cuando llegó la ocasión le pregunté a mi docto colega y buen amigo sobre el particular y éste me confirmó que, en efecto, la expresión que empleó como consecuencia de su enfado fue ¡vive Dios!, y que con ello quería manifestar su disgusto ante la actitud de sus alumnos, estando muy lejos de sus intenciones declarar una profesión de Fe en lugar tan poco apropiado para ello.
Años después otra buena amiga me ponderó las bondades de un postre que había degustado en un restaurante. Preguntada sobre el nombre de tan suculento manjar, tras dudar un poco dijo: "sí, el postre se llamaba....cojones de cura. ¡Cómo! , exclamé yo, eso no puede ser, suena horriblemente mal. ¡No, no!, recapacitó mi amiga, el postre se llamaba "huevos de fraile". ¡Eso suena mucho mejor!".
Aunque las dos expresiones parecían aludir a lo mismo en realidad su significado era muy distinto.

Mejor no adentrarse en los misterios de la teología y en las confusiones eclesiásticas. Uno se puede equivocar y decir cosas que no piensa.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

INICIATIVA EMPRENDEDORA.

Cada gobierno se cree en el caso de aportar su peculiar toque a la enseñanza. El profesor, en este caso un servidor de ustedes, procura no hacer mucho caso a lo que los líderes consideran novedad y que él sólo ve como ocurrencia.
En tiempos de Zapatero todo era ciudadanía. De hecho, la asignatura de Filosofía pasó a llamarse Filosofía y Ciudadanía. La geología y la botánica no se libraban de un toque ciudadano.
En eso llegó Rajoy. Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar. Nada de ciudadanía, en su lugar, espíritu emprendedor.
Todo tenía que llevar un toque de espíritu emprendedor. Apareció en el temario de Filosofía una lección sobre iniciativa emprendedora que tenía que explicar yo, que nunca he conseguido emprender nada. Decidí que no me daba tiempo de dar esa lección y acerté. No sé qué me pasa pero nunca me da tiempo de impartirla. Como el tiempo lo administro yo, nunca me dará tiempo.
El hecho cierto es que algo del espíritu emprendedor del caudillo de Pontevedra ha calado en el ánimo de los alumnos. Hoy un niño, el mismo que hace unos días me manifestó su deseo de ser un percebe, me ha preguntado acerca de una idea que le ha surgido: montar una empresa dedicada a la fabricación de chubasqueros para peces.

Al final vamos a desmentir a Max Weber con su idea de que el espíritu del capitalismo caló de manera más honda en los países de ética calvinista. Por fin, gracias a la iniciativa emprendedora nuestros jóvenes van a transformar España y la van a situar en la senda de la modernidad.

martes, 28 de noviembre de 2017

O CON LA BUTIFARRA O CONTRA LA BUTIFARRA.

La aplicación por parte del gobierno del artículo 155 de la Constitución con el fin de frenar el proceso independentista catalán y la sorprendente decisión del presidente del gobierno de convocar elecciones autonómicas para el día 21 de diciembre (sorprendente por la rapidez de la decisión en contraste con la habitual parsimonia con que se produce el caudillo de Pontevedra) ha provocado cierto desconcierto e incierto concierto en las filas de los líderes del proceso.
Una primera respuesta fue brindada por las Cup, que decidieron en un primer momento no participar en los comicios y celebrar en su lugar una paella insumisa. Como quiera que resulta difícil saber qué es una paella insumisa, la propuesta decayó y en su lugar propusieron participar en las elecciones, insumisos pero obedientes.
No faltó quien defendiera la oportunidad de realizar una gran butifarrada, pero tal propuesta hirió los sentimientos de los que a la condición de independentistas añaden la de veganos, de tal manera que las fuerzas liberadoras quedaron divididas en un sector pro butifarra y un sector anti butifarra. Ante el riesgo que tal división de fuerzas suponía frente a las huestes centralistas, se decidió aparcar tales diferencias y pensar en otros platos, descartándose la tortilla dado que esta se divide en española, hostil, y francesa, siempre jacobina y centralista.
Así hemos llegado al actual estado de la cuestión: un gazpacho de propuestas revueltas, una empanada mental y una diarrea también mental y puede que incluso real.

¿Qué se hizo de la famosa y ponderada dieta mediterránea?.

domingo, 5 de noviembre de 2017

EL "LÍDER".

La primera vez que oí la palabra "líder" no fue en referencia a ningún personaje político ni histórico.


Siendo niño solía seguir con atención la información sobre el Tour de Francia. Constantemente se hacía mención a ciclistas como el español Luis Ocaña, el italiano Felice Gimondi y, por último y de forma destacada al "líder" Eddy Merckx. Como quiera que la palabra "líder" iba siempre unida a Merckx, la palabra "español" a Ocaña y la palabra "italiano" a Gimondi, yo, llevado de mis pocos años y conocimientos, llegué a pensar que "líder" hacía referencia a una nacionalidad, de tal manera que en la escuela, cuando alguien me dijo que Merckx era belga, yo lo negué con rotundidad y repliqué que el citado corredor no sólo no era belga sino que era líder.
Lo cierto es que mi infantil error encerraba algo de verdad, pues dudo que en el último siglo Bélgica haya tenido nada parecido a un líder como su famoso campeón ciclista.
Bélgica siempre es más protagonista por lo que le pasa que por lo que hace. Dos invasiones en el siglo XX sin que de nada le valiera exhibir sus pocos deseos de luchar y su neutralidad.
Ahora cae sobre ese extraño país un meteorito en forma de líder, no como Merckx, de ciclismo sino de algo que nadie sabe muy bien qué es.
El campeón belga fue durante años el amo de la ruta. Nuestro líder también corre una carrera, pero que no lleva a ninguna meta sino al fracaso y a la frustración.

Nuestro líder está haciendo el ridículo. Más o menos lo que los italianos llaman una "figura di merda".

domingo, 22 de octubre de 2017

EL NIÑO QUE QUERÍA SER PERCEBE.


Entre las muchas novedades con que los distintos planes y ocurrencias de la administración educativa han marcado mi trabajo durante los últimos años, una de las más significativas ha sido la del cambio de edad de los alumnos que he tenido frente a mí , entiéndase ese "frente" tanto en el sentido de estar sentados frente a mí como en el de estar enfrentados conmigo.
Cuando entré en este negocio, allá por el año 87, mi asignatura estaba enfocada hacia el Bachillerato. Los alumnos de menor edad tenían 14 años. Poco a poco los departamentos de Filosofía se fueron encargando de éticas, ciudadanías, valores y demás artilugios con que la administración disimulaba su poco deseo de resolver de una manera valiente y definitiva qué hacer con la asignatura de religión. De profesores de una materia venerable aunque poco entendida pasamos poco a poco a ser los suplentes de aquellos que no cursaban religión, eso sí, con menos dotes lúdicas y menor capacidad de entretenimiento.
Hoy día mis alumnos más jóvenes tienen 12 años, en algunos casos todavía 11. Me cuesta adaptarme a unos niños a los que nunca pensé que tendría que dar clase, dada la lejanía que mi formación inicial tenía respecto de tal chiquillería.
Me sorprende su energía casi inagotable, su vitalidad, su falta de capacidad de disimulo. Me desesperan a veces pero otras me provocan la risa a carcajadas, risa que en mi caso siempre ha sido un poco escandalosa.
El otro día un niño me dijo: "profe, a mí me gustaría ser un percebe". No pude parar de reír durante un buen rato, tanto por la ocurrencia como por la inocencia de la expresión.
Percebe en español se refiere a un crustáceo pero también la usamos para referirnos a una persona torpe o ignorante.
El niño en cuestión se refería sin duda al primer sentido y valoraba sobre todo la poca actividad que parece ejercer tal ser.
Ahí se muestra la inocencia. La inocencia del niño tiene mucho que ver con la objetividad exenta de connotaciones con que percibe un mundo casi siempre nuevo. Lejos de él está la connotación que la palabra trae consigo.
Quizá la inocencia sea eso: el imperio de la denotación y el desconocimiento de la connotación.
La denotación apunta al significado prístino. La connotación es una adherencia que sólo se produce con el paso del tiempo, con la pérdida de la inocencia.
La infancia es objetividad. La subjetividad viene después y tras ella, el mal humor y la susceptibilidad.


martes, 10 de octubre de 2017

¿UNA VEZ MÁS UN PARÉNTESIS?

"A pesar de todo lo que se hace para destruirla, España subsiste. En mi propósito, y para fines mucho más importantes, España no está dividida en dos zonas delimitadas por la línea de fuego; donde haya un español o un puñado de españoles que se angustian pensando en la salvación del país, ahí hay un ánimo y una voluntad que entran en cuenta. Hablo para todos, incluso para los que no quieren oír lo que se les dice, incluso para los que, por distintos motivos contrapuestos, acá o allá, lo aborrecen. Es un deber estricto hacerlo así, un deber que no me es privativo, ciertamente, pero que domina y subyuga todos mis pensamientos. Añado que no me cuesta ningún esfuerzo cumplirlo; todo lo contrario. Al cabo de dos años, en que todos mis pensamientos políticos, como los vuestros; en que todos mis sentimientos de republicano, como los vuestros, y en que mis ilusiones de patriota, también como las vuestras, se han visto pisoteados y destrozados por una obra atroz, no voy a convertirme en lo que nunca he sido: en un banderizo obtuso, fanático y cerril".
Las anteriores palabras corresponden al discurso pronunciado el 18 de julio de 1938 en el ayuntamiento de Barcelona por Manuel Azaña, presidente de la República. Se trata del discurso conocido como de las tres pes (Paz, Piedad, Perdón).
Se trata de unas palabras dichas en plena guerra civil, no atendidas por desgracia ni por sus oponentes ni, en muchos casos, por unos partidarios que ya no tenían en cuenta muchos de sus consejos.
Llama la atención, y podría ser una buena lección para muchos de los que hoy hablan de república sin saber de qué hablan, cómo en las palabras de Don Manuel se habla con toda naturalidad de España y de patriotismo. Nada que ver con los que desde hace años emplean expresiones poco naturales como la de Estado Español y creen que España es un invento de Franco.
Hoy el parlamento de Cataluña hará una declaración de independencia, al parecer. No se sabe si será una declaración DE  independencia, una declaración PARA la independencia, una declaración SOBRE la independencia o una declaración HACIA la independencia. Tal parece como si los ilustres próceres estuvieran haciendo un nostálgico recuerdo de los tiempos en los que el maestro nos preguntaba las preposiciones propias.
Sea de ello lo que fuere, el problema más grave es qué pasará TRAS una declaración realizada imponiéndose SOBRE toda legalidad y sin respeto a la más mínima formalidad democrática.
A veces nos parece natural lo que siempre hemos vivido. Por natural lo damos por supuesto y no lo apreciamos.
La convivencia pacífica en España no ha sido natural ni frecuente. Hago mías las palabras que el presidente del gobierno Suárez pronunció ante las cámaras de televisión con motivo de su dimisión en 1981: "yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España".


martes, 26 de septiembre de 2017

PERSEGUIDOS POR LA CAUSA.

Sufrir persecución o incluso ir a la cárcel por defender unas convicciones es algo que ha sucedido más de una vez. En principio es loable la coherencia de quien, en aras a unas ideas que piensa que deben ser defendidas, es capaz de arrostrar tales peligros.
Con todo, el mérito de quienes así se han comportado radica en la firmeza de las convicciones, no en el deseo de ser perseguido.
Ha habido mucha gente que ha ido a la cárcel por sus ideas, pero es de suponer que tal hecho fue para esas personas una consecuencia, no un motivo de sus acciones.
Hay otros tipos que lo que buscan es ir a la cárcel para de este modo realzar su acción o, lo que es peor, realzarse a sí mismos. Conocí a un tipo, cuando yo era estudiante, que mostraba un especial empeño en lograr que alguien lo persiguiera. Era un profesional de la protesta. Al cabo de los años me lo he ido encontrando, no en la calle, sino a través de la televisión, detrás de todo tipo de pancartas. Cada vez más indignado, cada vez más gordo. El colmo fue hace años, cuando en una información sobre protestas de estudiantes no admitidos en medicina, lo pude ver a él, con su rotunda presencia y voz inconfundible, tras una pancarta, cuando ni estudió medicina jamás ni mostró nunca el menor indicio de interés por tan científicos estudios.
Años después volví a escuchar su voz por la radio, con motivo de su insumisión al servicio militar. En aquella ocasión estuvo a punto de cumplir sus deseos e ingresar en prisión, pero, mártir impenitente y frustrado, a última hora el juez aplazó la decisión y nuestro hombre se encontró sin cárcel. Poco después se encontró sin causa pues Aznar suprimió el servicio militar.
Estuvo años intentando ingresar en prisión sin conseguirlo.
Ahora hay más de uno que, como no ordenen su ingreso en prisión, va a sufrir un soponcio. Quizá les pase como a nuestro hombre. Quizá sería lo más inteligente que se pudiera hacer, quién sabe.

No todo el mundo es Mandela.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

LUCHAS HEROICAS EN TIEMPOS DE FARSA.

La Revolución Francesa difundió la imagen del ejército como brazo armado del pueblo. Tal fue la visión que tuvieron los liberales decimonónicos de las fuerzas armadas.
En la crisis europea de los años treinta del siglo XX los movimientos orientados hacia la derecha propusieron otra imagen: el ejército como columna vertebral de la patria. En España José Calvo Sotelo defendió con insistencia tal visión.
Hoy por hoy, la única institución que en estos momentos vertebra a España es El Corte Inglés.
Tiempos postheroicos.
Lo malo es que más de un chiflado se ha equivocado de época confundiendo Cataluña con Grecia y España con el imperio Otomano.
Algunos quieren volver al siglo XIX. No lo conseguirán, pero la convivencia quedará perturbada por mucho tiempo en el altar de una quimera absurda, retrógrada, disfrazada de progreso para embaucar a incautos, ingenuos y algún que otro simplemente tonto.
Al final, con tanta inconsciencia, tendremos que montar un campamento de refugiados en Caspe.
No confío mucho en el talante democrático del honorable presidente de la Generalitat, de la infumable Ana Gabriel y de tanto iluminado como anda por ahí.

No nos merecemos esto ni a un lado ni a otro del Ebro.

jueves, 13 de julio de 2017

UN POEMA DE NIEMÖLLER.



"Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,


Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar".



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Este es un poema muy famoso, sin título y sin una versión clara, pues su transmisión fue básicamente oral.
Lo más curioso del texto es su atribución. Muy citado en cualquier circunstancia donde alguien se sienta perseguido, se le suele adjudicar sistemáticamente al dramaturgo alemán Bertolt Brecht. El único problema de tal atribución es que Brecht jamás escribió tal poema.
El verdadero autor del célebre y problemático texto es Gustav Emil Martin Niemöller, un pastor protestante. Como muchos de los miembros de la iglesia evangélica alemana, Niemöller no vio con disgusto el acceso de Hitler al poder en 1933, dada la fuerte oposición y temor que muchos miembros del protestantismo alemán sentían hacia los socialdemócratas y, por supuesto, a los comunistas. Poco a poco su actitud hacia la tiranía nazi fue evolucionando de la aprobación a la decepción para culminar en franca oposición.
El texto se ha citado con añadidos y supresiones. En Estados Unidos es frecuente la omisión de la referencia a los comunistas. Por otro lado, en alguna versiones aparece una referencia a los católicos que parece que no estaba en la intención de Niemöller.
¿Por qué casi todo el mundo cita esta palabras como pertenecientes a Brecht? Probablemente por la misma razón que muchos ponen en boca de Don Quijote la expresión "con la Iglesia hemos topado", que jamás pronunció el hidalgo manchego.
Dejando aparte la cuestión de la autoría, el texto es en sí demoledor. Es un mensaje que recalca la superioridad de la humanidad respecto de la tribu.
Ningún sufrimiento nos debe resultar ajeno, por lejanos que nos podamos sentir hacia quienes en un determinado momento sufren.


lunes, 3 de julio de 2017

CONTUNDENCIAS Y DEBILIDADES.


Me dan miedo las opiniones rotundas, no por falta de compromiso sino por sobra de dudas.
No soy tibio pero sí escéptico. Tengo tanta tendencia a ponerme en lugar de los demás que al final, de tanto intentar comprender las razones de los otros, acabo por no estar seguro de las mías propias.
Me atraen más las personalidades angustiadas y poco seguras que las cinceladas con rasgos diáfanos y bien trazados. Me inclino más a Erasmo que a Lutero, más a Cicerón que a Augusto.

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Erasmo de Rotterdam
Montaigne es el maestro con quien más me identifico.
La contundencia  que observo en algunas opiniones vertidas en las redes me resulta ajena. A veces me siento fuera de lugar.
No soy hombre de iglesia, ni de la oficial ni de las otras.
Más aprecio la esgrima que la lucha libre. El insulto, reprobable pero comprensible en una situación vital concreta, me parece que está de más en la red. Cuando se tiene tiempo para pensar, insultar es tanto como reconocer incapacidad para razonar.

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Michel de Montaigne.


Me parece que la crítica es efectiva cuando muestra injusticia, no cuando lo que muestra es desahogo personal de quien escribe.
Por último, incluso lo que acabo de afirmar sobre el poco aprecio a las verdades rotundas me parece demasiado rotundo.
La duda es mi medio natural.

No sé.

lunes, 26 de junio de 2017

MI CARNÉ Y "LA GALLEGA".

La mayoría de edad, 18 años, da derecho a votar y, lo que es más importante, da derecho a sacarse el carné (lo escribo tal como manda la Real Academia) de conducir.
Sin más mérito que haber nacido antes gano a los nuevos mayores de edad en lo que a votar se refiere, pues lo he hecho desde el 6 de diciembre de 1978, cuando se aprobó la Constitución, y he participado en las elecciones generales de 1979, 1982, referéndum de la Otan en 1986, generales del mismo año, 1989, 1993, 1996, 2000, 2004, 2008, 2011, 2015 y 2016. Dejo de lado las distintas elecciones locales, autonómicas y europeas.
En lo que también gano a los jóvenes es en el carné de conducir, y no porque yo lo tenga de mucho antes (1979) sino por la persona que me dio el aprobado.
En aquellos años el examen se realizaba en Carabanchel, cerca de la vía Carpetana. Recuerdo que había un bar que tenía un letrero como reclamo: "si quieres aprobar, toma tila en este bar".
El examen práctico, una vez superada la fase de maniobras, tenía la de circulación. Había una examinadora que tenía fama de "hueso", hasta tal punto que los instructores de la autoescuela procuraban que no nos tocara con ella. Era conocida como "la gallega". Por supuesto, me tocó "la gallega". Por supuesto me suspendió. Dijo que no había mirado lo suficiente al retrovisor.
Pasados no sé si quince días, volví a presentarme al examen, con tal suerte que me volví a encontrar con mi simpática examinadora. Mi instructor trató de tranquilizarme diciéndome que, en principio, a los examinadores no les gustaba suspender muchas veces a la misma persona. Me puse al volante, miré al retrovisor con insistencia y traté de conducir como mejor sabía hasta que "la gallega" me dijo que detuviera el vehículo. A continuación se dirigió a mí diciendo: "está usted aprobado pero conduce usted fatal".
No sé qué fue lo que no le gustó de mi conducción, pues no recuerdo haber cometido ningún error, pero en todo caso, tenía ya en mi poder un carné y no uno cualquiera, uno otorgado, con todas las reticencias que se quieran, por "la gallega".

Mi carné, por tanto, vale más. 

miércoles, 14 de junio de 2017

¡INSURRECTO!

Hay palabras sonoras, contundentes, que aun sin saber lo que significan, te llevan a pensar que se refieren a algo importante.
Una de esas palabras es "insurrecto". Se la oí por primera vez a mi abuelo paterno, al que llamábamos "el yayo", en Barcelona.
Era el yayo hombre de pocas palabras, elegante con su bastón, que agitaba amenazadoramente cada vez que un conductor no respetaba el paso de cebra. Lo vi pocas veces, más que viejo avejentado por un corazón enfermo.
Los últimos años solía pasar las horas ante el televisor, que para él constituía novedad.



Lo recuerdo casi siempre callado pero con frecuencia una imagen de la televisión hacía que se levantara indignado. Ocurría cada vez que aparecía Franco, ya sea recibiendo en audiencia a alguna comisión, practicando pesca o presidiendo algún desfile. Cuando esto ocurría, y ocurría no pocas veces, invariablemente se levantaba, se dirigía hacia el televisor y decía en voz alta:"¡Insurrecto!". tras lo cual se marchaba del salón.
No era el yayo hombre de ideas revolucionarias, ni mucho menos. Probablemente fuera más bien hombre de orden, eso sí, de un orden desaparecido al que seguía siendo fiel.
La tradición comunista ha tenido su escuela de comentadores. También el anarquismo, el socialismo, no digamos ya los distintos nacionalismos. El republicanismo en sí no ha tenido la misma suerte.
Recientemente el descubrimiento de grandes periodistas y escritores como Chaves Nogales ha reparado en algo ese olvido pero hoy día no hay herederos.
"¡Insurrecto!" pronunciado por mi abuelo era una protesta ante quien para él no había respetado un juramento. No era un llamamiento a la insurrección sino una queja por la misma.

Lealtad a algo ya desaparecido. 

sábado, 10 de junio de 2017

¿DIOS ES AMOR?

Recuerdo que mi primera actuación en público fue durante unas navidades. Se me encomendó un texto que debía memorizar y declamar en la iglesia. Aun para los cinco años que yo debía de tener por entonces el texto no me pareció que ofreciera dificultades excesivas.
Según se me dijo, a una señal convenida, yo debía subir no sé si al altar o escenario y pronunciar la siguiente afirmación, con voz clara y sin titubeos: ¡Dios es amor!. Mientras esperaba el momento de mi estelar actuación me iba repitiendo para mí mismo "Dios es amor, Dios es amor, Dios es amor....". Parece que el texto, no excesivamente complejo en verdad, lo pronuncié sin vacilaciones ni errores. Recibí un premio por tan brillante actuación pues fui obsequiado con una armónica.
No sé a día de hoy muy bien quién es Dios o qué es Dios. Lo que sí sé es que quienes bajo distintas confesiones lo invocan para atentar contra niños inocentes, gente que simplemente quiere divertirse o personas que tienen la fatalidad de cruzarse en el camino de sus designios criminales, puede que crean que creen en Dios pero desde luego en lo que no creen es en el amor.
Más les valiera a esas personas que no existiera el Dios al que invocan, pues de existir, no serían perdonadas jamás.

Quizá ese Dios del amor se refiera a la generosidad de quien con las solas fuerzas de un patín fue capaz de hacer frente al odio. Se ha mencionado, y con razón, su valentía. Yo creo que también es un gesto de amor infinito, un acto divino.

miércoles, 7 de junio de 2017

¿INDEPENDENCIA?

Ya se sabe que el castigo más severo que los dioses pueden infligirnos es el de que todos nuestros deseos se cumplan.
Si después de tanto empeño los independentistas catalanes (minoría activa en medio de una mayoría envuelta en la espiral del silencio) alcanzaran su deseo de constituir una República Catalana, más pronto que tarde se darían cuenta de que en vez de separarse de "Madrid", abstracción de "España", se han separado en realidad de Fraga y Vinaroz, localidades próximas y hermanas.
En vez de "independencia", que debiera aludir a libertad, habrán logrado enclaustramiento y empequeñecimiento.
Pasada la ebriedad de su logro, verán que sus hospitales y escuelas no cumplen su labor mejor, puede que incluso peor, si cabe.
En vez de una fiesta discutida, como el 12 de octubre, celebrarán otra, quizá el 11 de septiembre o el nuevo día que señale su liberación. Marcarán el paso ante su presidente no sé si con un nuevo ejército pero sí con sus Mossos.
Cuando surjan protestas estos mismos Mossos sacudirán con su conocida contundencia, pero la población liberada puede que por un momento se sienta feliz de que le peguen los suyos en vez de los de fuera (el mundo de las perversiones sexuales es amplio y diverso).
Durante un tiempo habrá polémica acerca de dónde debe jugar el Barça. Del Espanyol nadie se ocupará (periquitos, sois insignificantes hasta para eso).
¿Tienen la culpa los fanáticos? No. A un enfermo no se le puede culpar.
Sí que tienen responsabilidad los ignorantes, porque la ignorancia sí es culpable. Los que confunden la guerra de Sucesión con una guerra de secesión. Los que, por increíble que parezca, confunden la Guerra Civil con una guerra entre Cataluña y España.
Lo peor, los que olvidan que el progreso discurre de la tribu a la aldea, de la aldea a la ciudad y de la ciudad al mundo.
Cómo una causa tan reaccionaria puede ser vista como algo avanzado es un misterio ante el cual el de la Santísima Trinidad palidece por excesivamente simple.

Mientras tanto, tranquilo, Don Mariano. Puede estar años ante tanta estulticia como tiene enfrente.

lunes, 5 de junio de 2017

EL CATEDRÁTICO Y SUS DIFICULTADES.

Me parece que fue en el tercer curso de carrera. El catedrático encargado de impartirnos la asignatura de Ontología (qué cosa sea esa no lo voy a explicar) se dirigió a nosotros y en lugar de la esperada presentación, saludo o cualquiera de las fórmulas habituales en estos casos pronunció un "disculpen ustedes" tras lo cual a continuación extrajo de su boca la dentadura postiza que usaba y la depositó sobre su mesa. Como toda explicación se permitió un conato de gracia: "tengo dificultades odontológicas, que no ontológicas".
No era aquel señor el único ser excéntrico con el que topé en la facultad aunque puede que fuera el que con su actuación me provocara mayor repugnancia.
Estábamos ya en tercer curso, era tarde para cambiar de carrera y no me quedó más alternativa que proseguir unos estudios de filosofía para los que en lo más íntimo de mi ser siempre he pensado que no estaba dotado.
La filosofía es para mentes poderosas y la mía es curiosa, pero poderosa no lo sé.

Quizá tendría que haberme decantado por la odontología.

domingo, 28 de mayo de 2017

PEDRO SÁNCHEZ, ¿ DE ELBA A SANTA ELENA?

Hay acontecimientos de la Historia que, prescindiendo de su sentido más profundo, me producen hilaridad. Uno de ellos es el del orondo rey Luis XVIII de Francia, saliendo por una puerta de las Tullerías cuando Napoleón, escapado de la isla de Elba, prácticamente entraba por la otra. Me imagino la cara de sorpresa y estupefacción de más de un consejero del rey cuando vio aparecer por el horizonte el capote gris del corso al que ya daban por sepultado.
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Luis XVIII
El pasado domingo algo parecido ocurrió en la celebración de las primarias de los socialistas cuando Pedro Sánchez, dado por muerto por toda la caterva de viejas glorias, encabezadas por Felipe González, Guerra, Zapatero, Ribalcaba y tantos más, se impuso a Susana Díaz. El mal perder de la sevillana sólo era comparable al silencio de las viejas glorias, inspiradas por un abuelo cebolleta que quizá debiera plantearse dejar su carnet y de paso dejar de dar la brasa con sus consejos de experto que cada vez me recuerdan más a las experiencias que en mi infancia nos contaba el capitán Tan, con sus viajes a lo largo y ancho de este mundo.
El impacto que Pedro Sánchez dejará en la historia no es comparable con el de Napoleón ( la historia se presenta dos veces, como tragedia y como farsa, que dijo Marx). Su levedad también tiene su lado positivo pues tampoco cometerá los crímenes que le petit caporal fomentó.
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Napoleón despidiéndose de la Vieja Guardia.
No aprecio de momento grandes cualidades en Sánchez. Me parece leve, poco firme, de pocas ideas y demasiadas ocurrencias. Con todo, reír, me he reído con su victoria. Fueran cuales fueran sus equivocaciones, la forma de echarlo me pareció de lo más feo que he visto nunca. Parecía que estaban persiguiendo a un delincuente. Sólo faltó que le enviaran una pareja de la Guardia Civil para detenerlo.
Puede que sea insustancial, pero la otra era un bicho, que siempre es peor.
Con todo, bueno sería que el viejo partido encontrara una salida digna, pues de lo contrario, desde la otra acera, Don Tancredo puede estar años fumándose su puro sin inmutarse.
Veremos qué pasa. Yo apuesto a que Rajoy va a estar 15 años como mínimo.
Tampoco me extrañaría que. tras su regreso de Elba, el guapo acabara en Santa Elena. Seguro que alguien está ya pensando en ello.